sábado, 23 de mayo de 2015

Los desechos de las guerras

Los seres vivos reaccionan ante una agresión externa (por ejemplo ante una infección) poniendo en marcha un mecanismo de defensa (como los glóbulos blancos) que procura devolver al organismo el equilibrio y la normalidad para su correcto funcionamiento, mientras el cuerpo todo se adapta para hacer frente a ese evento, cada parte cumpliendo con su función.  
Al finalizar la agresión el propio cuerpo se encarga de expulsar fuera de su seno todos los "residuos" o resultados de ese ataque que pudieran haber quedado; y volverá poco a poco a funcionar como lo venía haciendo, con o sin alguna lesión o cicatriz temporal o permanente. Pero lo que se vió afectado por la lucha contra el agente externo, ya no forma parte del mismo (células, humores, etc.). 

La sociedad como "ser vivo" que es, debe disponer también de herramientas de defensa ante ataques (externos o internos) que pongan en riesgo su integridad o salud. Para eso cuenta con fuerzas armadas, desarrolladas y equipadas de manera tal que puedan responder ante los ataques o amenazas de las hipótesis de conflicto que los escenarios de cada momento político definan. 
Y puede o no incorporar temporal y voluntariamente a esas fuerzas armadas ciudadanos cuyo interés no sea formar parte de ese ejército -por no tener la vocación militar como guía de sus vidas-, pero que estén convencidos de la necesidad de estar preparados para defender a su patria en caso de ser necesario. 

Lo que no poseen las sociedades es el mecanismo mencionado de los seres vivos para expulsar de su seno los "residuos", los "despojos", los "resultados" de sus enfrentamientos, de sus guerras. 
Y como no puede eliminarlos, expulsándolos fuera de si, entonces los aisla, los esconde, los separa, para que sean lo menos visibles ante el resto.

El verdadero problema de las guerras, está en las posguerras. No hay muchas opciones de "que hacer" con los muertos del combate, pero no está tan claro, ni es fácil definir "que hacer" con los que sobreviven al mismo.

La sociedad sabe cuando envía a parte de sus integrantes a una guerra, que está comprando un problema a futuro con los sobrevivientes, pero los envía igual, pues considera que es mas importante librar esas batallas, que el problema posterior de que hacer con las vidas destrozadas o afectadas por las guerras. 

La historia demuestra que son mas importantes los intereses políticos, estratégicos, religiosos y/o económicos que las vidas humanas que se verán afectadas por las guerras. Nunca se midieron -ni medirán- esos intereses políticos, estratégicos, religiosos y/o económicos en función de los cadáveres que provocan.

Por eso se vende tanto y con tan buen marketing la idea de ir a una guerra, de ser soldado, de defender el bien común,  pero nunca se menciona lo que pasa al finalizar la guerra, cuando ya no se forma parte de esa "élite" que combate, cuando se está solo, cuando ya no se usa el casco y se deja de portar el fusil. Cuando la sociedad vuelve a su funcionamiento "normal".

No se cuenta, ni difunde lo que le pasa a tantas personas cuando la sociedad que los envío a la guerra, ya no necesita que combatan por ella, y ante la imposibilidad de expulsarlas, las aísla. De diversas formas, por ejemplo identificándolas como combatientes (o ex combatientes), no dándoles lugar a re insertarse en funciones productivas, forzándolas a vivir en el pasado y de una pensión que esa misma sociedad se encarga de brindarle como compensación a ese aislamiento. O utilizando otra "etiqueta" y llamando héroe al ex soldado, para utilizarlo en alguna celebración patria haciéndolo desfilar como si fuese militar (que no es, ni tampoco es reconocido asi por las fuerzas armadas en las que prestó servicio).
Imponiendo a la persona un nuevo rol, justificando su etiqueta y aislamiento. 

Ese es en última instancia, el mecanismo de "expulsión" que tienen las sociedades para las "células" que se vieron afectadas en su defensa y sobrevivieron.

CCH2007



domingo, 3 de mayo de 2015

1 de Mayo de 1982: Bautismo de Fuego

Hasta ese primero de mayo los días transcurrían con expectativas, con dudas, con interrogantes respecto a como viviríamos esa experiencia que a grandes rasgos definíamos como "Malvinas" y que sería el participar de combates armados en una guerra.

La caída de las primeras bombas inglesas esa madrugada, nos dieron la certeza de que empezaba una etapa totalmente distinta en nuestras vidas.

Recuerdo que estando en los pozos comenté con mis compañeros que ya ninguno de nosotros “volvería”.  

No me refería concretamente a morir en cualquiera de los momentos que sobrevendrían desde ese 1° de Mayo hasta pasado el 20 de Junio (día en que finalmente abandonamos las islas como prisioneros de guerra), si no a que la experiencia del combate armado nos iba seguramente a transformar en otras personas muy distintas a las que habíamos sido hasta ese momento. 

Nadie vuelve de una guerra.

Era el momento de nuestro "Bautismo de Fuego"..........

"Bautismo": un concepto tan relacionado a lo espiritual, a la purificación, a la esencia, a lo religioso, a la limpieza del alma, a un nuevo comienzo, .............. utilizado en este caso para definir la "iniciación" de una persona en lo relacionado a las armas, a la muerte, a la destrucción, a la fase mas " animal" si se quiere del ser humano que es la que aflora en la guerra.


"Bautismo" utilizado para conmemorar el momento en que se empieza justamente a contradecir y a ir en contra de los mandamientos y de lo que como fin último profesan todas las religiones del hombre, que es respetar y honrar la vida de uno y la de sus semejantes.

"Bautismo" todo lo contrario a lo que el bautismo -religioso- representa.

Quizas utilizado porque de alguna forma hay que consensuar y recordarle al combatiente el aval que le dá la sociedad para matar a otros y que luego no se sienta culpable. 

Que mejor que celebrando su "bautismo de fuego".

"Bautismo"..... "de fuego"........ Que buen marketing el de la guerra.