domingo, 17 de noviembre de 2019

20 de Noviembre. Malvinas y La Vuelta de Obligado

El 20 de noviembre se conmemora en Argentina el Día de la Soberanía Nacional en recuerdo de la batalla de la Vuelta de Obligado.

Se toma este hito como modelo y ejemplo por la participación decisiva que tuvo la población argentina en esa batalla cuando se vió amenazado el territorio nacional.

Podemos encontrar muchos paralelismos entre la Guerra de Malvinas de 1982 y la Batalla de la Vuelta de Obligado, (por los ingleses, porque perdimos, por la participación de la gente...).


Sin embargo, es notoria la voluntad sobre- todo desde los medios- de no rescatar, o incluso disimular, la decisiva participación que tuvo todo el pueblo argentino en la consecución y en el desarrollo de la Guerra de Malvinas.

Es evidente que se pretende hacer recordar esta guerra como el producto de una desacertada "última jugada" de un presidente de facto un tanto beodo, y no se la liga a un hecho histórico que tuvo el aval, la participación y el apoyo de toda la sociedad. Condenándola así, a la larga, al rechazo y al olvido.

Conozco muchos ex soldados que -como yo- al momento de empuñar un arma en la guerra del 82, lo hicimos porque estábamos convencidos de ser los referentes (o los portadores) del mandato de toda esa multitud que salió a las calles apoyando y vivando la recuperación violenta de Malvinas, movidos por el sentimiento de luchar por lo que es nuestro.
Teníamos detrás el respaldo de toda la sociedad unida por una causa común y nacional (la gente, los medios, los empresarios, los sindicatos, la iglesia, etc.).

En ningún momento usamos las armas pensando en Galtieri.

Por eso, si no asumimos la guerra de Malvinas como el hecho social que realmente fué, no quedará reflejada en la historia como un acontecimiento nacional.

Y si eso pasa, las muertes de Malvinas carecerán del sentido patriótico que realmente tuvieron.

CCH (Noviembre 2011)

domingo, 24 de marzo de 2019

Represores en Malvinas

Carlos Esteban Plá fue "mi mayor" durante la colimba en el año 1981 y también durante la Guerra de Malvinas en el 82. Concretamente fue quien "me cagó la guerra" diciéndome aquel 25 de Mayo, que íbamos a terminar como prisioneros, que nada se podía hacer, que la guerra estaba perdida y que lo único que él quería era volverse y que lo asciendan de grado para retirarse.



Algunos años después me enteré que había sido subjefe de Jefatura de la Policía de San Luis en 1976 cuando era Capitán del Ejército. Allí, dos días después que Pla reconociera que Graciela Fiochetti (estudiante de 21 años de edad) estuvo detenida en un operativo policial en la ciudad de La Toma y en la propia Jefatura de Policía, el cadáver de la joven apareció en las Salinas del Bebedero quemado desde el pecho hasta la frente y sin manos.

Graciela Fiochetti, sufrió torturas en la comisaria de La Toma y en la Jefatura policial de San Luis de la que Pla era responsable. Desde esa jefatura fue trasladada junto a otro joven (Sandro Santana Alcaraz) a un descampado en el que fueron puestos de rodillas, vendados y maniatados. Allí, luego de preguntarles a los gritos si iban a hablar, el Capitán Plá les disparó un tiro en la nuca a cada uno. Plá a modo de disculpa, dijo después que Graciela “estaba muy metida en la subversión".

En 2009 el Tribunal Oral Federal de San Luis condenó a prisión perpetua con inhabilitación absoluta y en cárcel común a Carlos Esteban Plá por delitos de lesa humanidad cometidos en el asesinato de la estudiante Graciela Fiochetti, y las desapariciones y asesinatos de Pedro Valentín Ledezma y Sandro Santana Alcaráz y los tormentos sufridos por Víctor Carlos Fernández.

Desde luego no hay que generalizar, pero no me vengan con que hay milicos que por haber estado en la Guerra de Malvinas merecen respeto.

#NUNCAMAS
#MEMORIA #MALVINAS

sábado, 2 de marzo de 2019

Y se viene otro 2 de Abril....

La guerra es un hecho colectivo que afecta a toda una Nación, y a la que se llega por un interés concreto de un gobierno determinado que busca un rédito o una ganancia específica (de tipo comercial, territorial, política, estratégica o similar) en un momento y escenario político concreto. 
Para obtener ese rédito o ganancia el grupo de personas que integran el gobierno necesita del apoyo colectivo, del consentimiento, de la aprobación de la sociedad que se verá involucrada en esa guerra y acompañará esa decisión. 

Para tener ese aval, ese apoyo, el gobierno utilizará a su favor el sentimiento nacionalista y patriota de la población para alcanzar el objetivo buscado (otras veces se encargará de fomentar y aprovechar los miedos, el fanatismo, el odio creando un enemigo). 
De esa forma la gente permitirá encarar/apoyar la lucha armada, en pos de un "beneficio colectivo" para toda la sociedad.

La "gente común" (esa que se levanta todos los días para ir a trabajar, cortar el pasto, ir al supermercado, labrar la tierra, enviar a sus hijos al colegio, etc.) movida desde "lo colectivo", desde el "bien común", y/o por sentimientos de miedo, odio, o fanatismo, no evaluará a conciencia las consecuencias "individuales" que esa guerra "colectiva" les traerá a muchos de sus integrantes. 
Prevalece en general -no inocentemente- el "beneficio colectivo" por sobre las consecuencias individuales con las que muchos de los miembros de esa sociedad deberán convivir de por vida. Y que desde luego nadie expone -ni aclara- a la hora de fomentar un hecho armado de esas características. 




La mayoría de la "gente común" seguirá con sus vidas y leerá sobre los efectos de la guerra como una estadística (con sus decenas, cientos o miles de muertos "desconocidos", ignotos) y sus resultados en términos de pérdidas y ganancias según sea analizado el bando de los contrincantes
Mayoría de gente común que no tendrá un hijo, un padre, un hermano, un familiar muerto por haber participado en la guerra. "Gente común"  que no deberá convivir luego con las secuelas irreversibles producto de los combates. 
Que verá esa guerra como "historia", ajena, lejana en sus afectos y sentimientos personales. 
Que leerá, hablará y se interesará por la guerra en relación a las acciones de combate, a los aviones y barcos derribados, a los ataques y al número de muertos de un bando y del otro, naturalizando la muerte y la destrucción por no verse afectados de manera directa por las consecuencias de la guerra

Gente que seguirá con su vida  sin grandes cambios, se levantará todos los días para ir a trabajar, cortar el pasto, ir al supermercado, labrar la tierra, enviar a sus hijos al colegio, etc., y seguramente leerán alguna vez algunos nombres desconocidos de los muertos de la guerra en una lápida, en un monumento, en un cenotafio. 

Y habrá también otro grupo más chico "de gente común" -en esa misma sociedad- que después de la guerra también se levantará todos los días para ir a trabajar, cortar el pasto, ir al supermercado, labrar la tierra, criar a sus hijos, etc. Pero que lo hará con un gusto bastante mas amargo, coexistiendo con el dolor, con las ausencias, con las heridas "individuales", concretas y directas, que les dejó la guerra 

Es esa "gente común" que convivirá desde la época de la guerra con un hueco en la mesa familiar, con habitaciones cerradas devenidas en templos, con alguna foto de un pibe/joven vestido de colimba -o de "milico"- como último recuerdo de ese ser querido que ya no está con ellos.

Gente que vivirá y sentirá la guerra como una tragedia, como un hecho desgraciado y fatal, que trajo a sus familias, a sus casas, consecuencias que tienen "nombre y apellido"; ausencias, angustias, dolores y heridas que sangrarán de por vida

Gente que no tiene mucho que celebrar en esas fechas en que la sociedad rememora las guerras, y que merecería de parte del resto de la sociedad, todo el respeto y todo el acompañamiento en su dolor.  

Ese grupo merece que aunque sea una vez -una sola vez-, el resto de la sociedad haga el esfuerzo de ponerse realmente por unos minutos -solo por unos minutos- en su lugar y desde ahí trate de comprender ¿de qué forma un acto en un cuartel militar, un desfile, el título de "héroe" para el caído , una placa, una calle con su nombre, una medalla, un discurso emotivo, .... podrían compensar el dolor, la ausencia, el vacío, de ese hijo, de ese padre, de ese afecto que ya no está por haber muerto en combate? 

Quizás este 2 de abril sea una buena oportunidad para hacerlo, y dejar de hablar de "logros" militares para empezar a hablar seriamente de las consecuencias individuales que tienen las guerras en las personas, en las familias, en el vecino de al lado, y quizás así, tratar de evitarlas/rechazarlas en un futuro en el mismo momento de ser planteadas.  

Porque una guerra no es algo que valga la pena "conmemorar o evocar" salvo que sea para prevenir futuras guerras, y para honrar realmente a los caídos

Al ver a los Veteranos se ve a quienes tuvimos la suerte de volver del frente, pero no se ve a los caídos. 
Habría que tratar de ver a los que no están, y pensar en las familias de los caídos que conviven en la posguerra, con el dolor, las ausencias, las muertes despiadadas, que generan las guerras en las personas de carne y hueso. 

Pensar y ponerse por rato en el lugar de toda en esa " gente común" anónima, que a pesar del dolor y las ausencias se levanta todos los  días para ir a trabajar, cortar el pasto, ir al supermercado, labrar la tierra, y llorar en silencio a sus hijos y familiares que ya no tiene a su lado como consecuencia de la guerra



CCH ex combatiente (Marzo de 1998)