domingo, 21 de diciembre de 2014

Shell Shock -- Estrés de combate -- La mirada de la mil yardas

El Estrés de Combate, conocido antiguamente como Shell Shock, fué un término militar que se comenzó a usar a partir de la primera guerra mundial, para categorizar una serie de comportamientos y trastornos patológicos derivados de la lucha en el frente. El Shell Shock se consideraba una enfermedad psiquiátrica que únicamente podía ser provocada por afección del sistema nervioso del soldado expuesto a fuego enemigo durante el combate.

Un soldado afectado por Shell Shock podía ser considerado un herido, lo cual le daba derecho a pensión y licencia con honores, o solamente un enfermo, sin los derechos indicados. Para aspirar al primer caso, debía justificarse que la "lesión" había sido producto de haber estado bajo fuego enemigo. Es decir, y trivializando el tema, si la bala no pasaba cerca, el convaleciente ni cobraba ni recibía medalla, llegando incluso a ser estigmatizado como un cobarde. Muchos generales (sin diferencia de bando) interpretaban este tipo de "desorden psicológico" del Shell Shock como cobardía y falta de ardor guerrero, llegando incluso a fusilar por ello a un alto número de soldados. 



Muchos años después otro término fue utilizado para describir un síntoma muy común en los ex combatientes. Esa mirada perdida, ida, completamente alejada del entorno en el que estaban, sin fijar la vista en ningún objeto, como buscando algo muy lejano, en el horizonte. Se la definió como "La mirada de las mil yardas".

Es una vista perdida, aturdida, que se aprecia en muchos ex combatientes cuando se meten en sus pensamientos y recuerdos. No es permanente, puede surgir en medio de una conversación. Tampoco es voluntaria.

Desde un tiempo a esta parte, un nuevo término define al horror de la vivencia del combate. Se lo llama "PTSD" (Síndrome de Stress Post Traumático) y se lo aplica a cualquier situación que pueda provocar estrés.

El PTSD habla de un trauma, que abarca casos tan amplios como puede ser chocar con el auto, que te asalten, o la presión psicológica de haber rendido mal un examen. 

También se incluye en la misma categoría, el que te hayan bombardeado durante días sin parar, el que hayas estado con riesgo sostenido de muerte, el que hayas tenido en tus manos la decisión de vida o muerte de un semejante, el tener que vivir con la carga emotiva de haber matado, o con el recuerdo permanente de haber visto volar reventados en pedazos a tus compañeros, o si fuiste herido en combate, etc................ Todo califica como PTSD.

El lenguaje cambia todo, y en estos casos es “conveniente” (obvio: no es casual, ni inocente) que la sociedad le dé nombres relajados como "PTSD" a los problemas que manifiestan sus ex combatientes intentando quizás de esta forma suavizar la denominación e identificación del horror que han vivido; metiendo en una misma bolsa a sus ex soldados con otras personas que no han vivido ni de cerca la presión del combate. 
Del aquel definitorio y preciso “Shell shock” definido para situaciones de combate ........... ni noticias quedan.

El problema es que “la mirada de las mil yardas” seguirá estando ahí, inmutable a las denominaciones políticamente correctas que la sociedad utilice, y la seguiremos viendo mientras haya guerras y desde ya, mientras haya ex combatientes

Pero es mas fácil hablar de un trauma mas generalizado que de algo tan contundente y específico como es el haber estado en combate, ¿será porque es algo solamente conocido y entendido por quienes lo han vivido y a la vez tan difícil de comprender por quienes no lo han hecho? ¿O será porque ninguna sociedad está preparada para lidiar con (o quiere hacerse cargo de) las consecuencias a las que se expone a quienes se envía a combatir por ella?.

CCH (septiembre 2007)

La tregua de Navidad (o que podría pasar en los momentos de combate)

Comparto una nota de Juan Gelmann publicada en 2011 en Pagina 12, que me gustó porque muestra que puede llegar a pasar si aflora el "lado humano" en una guerra.

Una Nochebuena particular

Cesaron los tiros. Los combatientes de una trinchera comenzaron a cantar un villancico. En la trinchera de enfrente respondieron con el mismo villancico en otro idioma. Los adversarios de ambos bandos salieron a la tierra de nadie sembrada de cadáveres y confraternizaron. Sucedió el 24 de diciembre de 1914 en el frente de la Bélgica francesa donde terminó la guerra de posiciones y tuvo lugar la batalla de Flandes. A esa altura, la Gran Guerra o “la guerra que iba a terminar con todas las guerras” había cobrado decenas de miles de vidas en cuatro meses. Y el pronóstico falló.

La Historia conoce treguas desde Troya, concertadas entre los mandos enemigos para enterrar a sus muertos, rezar por la victoria, dar algún descanso a las tropas. Esta fue espontánea. La instauraron los efectivos alemanes y británicos enfrentados corriendo el riesgo de padecer sendas cortes marciales, tal vez movidos por el encuentro de la memoria de Navidades pasadas en compañía de sus familias, con la fe en Dios y la fatiga de una guerra sin sentido aparentemente provocada por el asesinato de un remoto archiduque. No se trata de un mito ni de un cuento de Navidad: ocurrió, aunque relatos, novelas, canciones y películas que nacieron de este hecho excepcional lo envolvieron luego con capas de fantasía.

Una fuente legítima de conocimiento son las cartas que los soldados, suboficiales y oficiales británicos enviaron a sus familiares y se publicaron en periódicos ingleses locales hasta que su aparición fue prohibida en 1915 (Eden.co.uk - Christian Bookshop - Christian Books, Christian Music & DVDs, Church Supplies and Gifts). Construyen una narrativa sin tapujos que deshace toda posibilidad de literatura fantástica. No hace falta. Menos de 60 metros separaban las trincheras de los contendientes en Ypres y los de un lado podían escuchar las conversaciones del otro cuando callaban los fusiles. El 24 de diciembre de 1914 un extraño silencio acompañó la caída del crepúsculo. A las 11 de la noche, los alemanes alzaron un árbol de Navidad con velas encendidas que recibió algunos tiros hasta que se oyó el “Stille Nacht, Heilige Nacht”. Fue respondido enfrente con el “Silent Night”, el villancico “Noche de Paz” en otras lenguas. Y siguieron otros: “Oh, Come All Ye Faithful” y “Adeste Fideles”.

Los soldados salieron entonces de los pozos de fango en que se habían convertido las trincheras, cremaron o enterraron los restos de los caídos que llevaban semanas bajo el frío invernal, se dieron la mano en medio de la tierra de nadie –ahora de ellos–, intercambiaron cigarrillos ingleses por schnaps y caramelos alemanes y no tardaron en jugar al fútbol con una pelota de verdad aportada por un militar precavido. Los puntiagudos cascos alemanes delimitaban los arcos y no se oían cañonazos, sino gritos de “goal” y “tor”. Los Fritzs les ganaron a los Tommies 3 a 2.

“La noche pasó como en sueños”, escribió el soldado británico Henry Williamson. “Descubrimos que los del otro lado no eran bárbaros, como se nos hizo creer –declaró el escocés Alfred Anderson–, eran como nosotros.” “Nos separamos estrechándonos las manos largamente y deseándonos lo mejor”, anotó en carta a su familia Percy Jones, de la Brigada Westminster. Abundan en esas misivas la mención “soñando despierto”. Los altos mandos franceses negaron lo sucedido, pero Víctor Granier, tenor de la Opera de París, interpretó “Minuit, Chrétiens” y Walter Kirchoff, un astro de la Opera Imperial de Berlín, cantó para los ingleses.

Los jefes militares estaban presos en su indignación: la guerra debía seguir, la matanza debía seguir en aras del interés nacional de cada quien. El general sir Horace Smith-Dorrien ordenó cesar los contactos con el enemigo porque “debemos conservar nuestro espíritu de lucha para acabar con esta guerra rápidamente”. Más rápido hubiera sido ponerle fin: el armisticio se firmó cuatro años después con un saldo de diez millones de muertos y 20 millones de heridos.

El 25 a la mañana se ofició una suerte de misa por los muertos de los dos ejércitos y la confraternización continuó. Como las tropas de reemplazo de los “pacifistas” tardaban en llegar, la tregua se prolongó varios días. Los cañones inauguraron el 1915 creando un Año Nuevo inédito para casi todos. George Wilson, de la 3ª Compañía de Rifleros de Londres, escribió en su diario: “Nos separamos sabiendo que difícilmente nos volveríamos a ver”.

Los capitanes Miles Barnes y sir Iain Colquhoun, de la 1ª Compañía de Guardias Escoceses, intentaron convertir esa tregua en tradición: en la Nochebuena de 1915, efectivos británicos y alemanes sólo se mezclaron media hora en la tierra de nadie, pero durante todo el día de Navidad se sentaban en sus respectivos parapetos a la vista del enemigo sin disparar un tiro. Una Corte Marcial juzgó a los capitanes y el hecho ya no se repitió.

En un mundo que no conoce un solo día de paz desde 1939, con una guerra siempre en algún rincón del planeta, esa tregua parece una ficción. 



Nada, o todo que ver con la guerra de Malvinas, y cualquier guerra

Es decir, ¿que pasaría en el combate, (como alguien bien dijo: ese lugar donde jóvenes que no se conocen, ni tienen nada personal en contra de los otros, se matan entre sí por culpa de otros mas viejos, que si se conocen y se odian, pero son incapaces de hacerse daño) si se tomase consciencia y se pudiese reflexionar sobre lo que vendrá después de finalizada la guerra? Si se tomase el minuto de reflexión para analizar que es realmente lo que está moviendo a cada bando a matar al otro.


Esto de la tregua de navidad de 1914, da para pensar un poco en cuántas cosas cambiarían si siguiésemos realmente nuestros instintos y sentimientos, y pateásemos el tablero de vez en cuando.  

Cuán distinto sería el mundo si nos animásemos a ir cada tanto en contra "del orden establecido" cuando sabemos fehacientemente que se está actuando erróneamente, en contra de la vida.

Nos pasó a muchos soldados argentinos, cuando fuimos tomados prisioneros por los 
britts (soldados británicos), el ver que la gran mayoría de ellos no quería saber nada de estar allí, a los tiros con nosotros. Y que no había odio para con nosotros, sino respeto, y que se daban al diálogo (en un duro y confuso spanglish) y que se preocupaban por saber cosas de uno, compartite un alimento, o simplemente darte una mano

Algo muy raro considerando que un par de días antes estábamos matándonos unos a otros, pero que muestra que en el fondo, en el frente de batalla, nada es tan distinto de uno u otro lado (hablo de lo que se siente, piensa, vive como ser humano, como persona).




CCH  (diciembre 2004)

lunes, 24 de noviembre de 2014

Preparados para la guerra

Muchos continúan hoy, pasados ya mas de quince años de aquellos locos días de mayo y junio del 82, preguntando si los soldados estábamos bien preparados para la guerra.

Y para tener una idea del grado de esa “preparación”, nos consultan si el armamento que teníamos era acorde a la situación, si el abrigo que teníamos era suficiente para el clima de Malvinas, si el alimento que recibíamos contenía las calorías necesarias, si habíamos realizado tantas o cuantas prácticas de tiro, si había o no en las islas los benditos visores nocturnos, si los misiles, si los fusiles, etc., etc., etc. 


Se enfoca el tema en la logística y en el entrenamiento de lucha.

Pero además, la guerra expone a las personas a vivir y enfrentar situaciones anormales que exigen a su vez conductas anormales para poder superarlas. Situaciones que van mas allá de cualquier preparación física (o incluso imaginación) para la lucha.

De igual forma, la posguerra demanda luego otro proceso de preparación o adaptación para reinsertarse nuevamente en la vida diaria y volver a utilizar conductas “normales”, en un ámbito "normal".

En el caso de la guerra la preparación que brindan las fuerzas suele darse (como se suele consultar o preguntar) en técnicas de combate, en estrategias, en adecuación física a distintos medios, etc.  Preparan al soldado para la lucha, para la pelea, para el ataque y la defensa.
En una situación de riesgo de muerte como son los combates armados, si uno no tuvo esa preparación física (o la que tuvo fue insuficiente), la suplantará con adaptación, que suele ser rápida, natural, instintiva. De supervivencia. El instinto de preservación hace maravillas.

La persona se ve envuelta en situaciones límite, con manifiesto riesgo de muerte, que la obligan a realizar acciones sin reparar en las consecuencias futuras (no hay noción clara de futuro en la guerra, en el combate), ni siquiera en consecuencias presentes. La adrenalina del combate reemplaza todo.
Quien nunca había disparado o peleado antes, lo hará instintivamente. El “expertise”, la “preparación”, para manejar un arma o para pelear, se adquiere (mal o bien), rápidamente. Todos los medios disponibles (escasos o no, modernos o antiguos) se transforman en útiles y necesarios. Todo sirve y es funcional para sobrevivir; y uno utiliza todo lo que se tiene a mano (desde luego con mayor o menor grado de eficacia o eficiencia dependiendo de la situación y la persona).

Pero nadie prepara (o puede estar preparado) para lo que se ve, lo que se oye y lo que se siente durante los combates.

No hablo del miedo que absolutamente todos sienten, y que es controlado por la propia necesidad de supervivencia. O de la sensación de indefensión o angustia que genera el estar en el frente de batalla, frente al enemigo o en un bombardeo.

Nadie está preparado, o no hay preparación que valga, cuando de un segundo a otro, se tiene mutilado al amigo/compañero que está a tu lado. No hay preparación que valga ante el momento en que se pisotean las vísceras y restos de un amigo/compañero. No hay preparación que pueda preveer la reacción de una persona ante los gritos desgarradores de dolor de los amigos/compañeros alcanzados por fuego enemigo. No hay preparación que valga que anticipe (o permita borrar) el olor a carne humana quemada por las explosiones de artillería. No hay preparación que pronostique las reacciones de cada persona en situaciones extremas como las de un combate armado.

A su vez, preparar a las personas para la posguerra, es aún más complicado porque los recuerdos, el dolor, las heridas, no cesan con el “cese el fuego”, y porque uno debe aprender a convivir y sobreponerse a las consecuencias de las acciones realizadas durante la guerra. En general aquellas ligadas a la muerte.
A matar concretamente a desconocidos que al igual que uno y por decisiones políticas de un momento determinado, estaban en similar situación que la propia, en el lugar y tiempo menos apropiados.

El dolor, la culpa, las angustias, por ejemplo no desaparecen simplemente con algunos eufemismos utilizados para justificar lo injustificable, ni adornando los hechos con palabras bonitas. Hay que trabajar sobre ellos para sobreponerse y continuar con la vida.

Y es en este segundo proceso (la posguerra) en el que debiéramos estar mejor “preparados”, pues el combate tiene un final definido (el alto el fuego) pero la posguerra se lleva consigo el resto de la vida, y en ella hay que actuar con consciencia y responsabilidad, planificando el futuro y considerando lo actuado en el pasado. Conteniendo a la persona y ayudándola a encontrar nuevamente una identidad que lo integre en sociedad.

No siempre es fácil sobreponerse a lo vivido en la guerra.

Y en mucho ayuda el no poder sobreponerse, la "preparación" de la sociedad como tal para asumir la responsabilidad de enviar al combate armado a parte de sus integrantes. Y 
la preparación de la sociedad, o del estado, para recibir y ayudar a los que regresan del combate una vez finalizados los mismos a integrarse a la vida "normal". 

Esta es una “preparación” (la de la sociedad) por la que no siempre se pregunta.

Considero entonces que a esta altura de los hechos, la pregunta no debiera ser solamente si los soldados estábamos preparados para la guerra. O cómo estábamos o habíamos sido preparados para el combate.

Debiéramos preguntarnos además si el estado, si la sociedad argentina, estábamos (y estamos) realmente “preparados para la posguerra”. Para recibir y contener a las personas que expusieron su vida en la guerra. Para afrontar las consecuencias de aquel apoyo brindado por todos a ir a una guerra. Para abrirles las puertas y ayudar a esas personas que vivieron el horror de un frente de batalla a reintegrarse en sus roles sociales de la manera menos conflictiva posible.

Tardamos muchos años en hacernos estas preguntas.


CCH2007 (Abril 1999)

jueves, 20 de noviembre de 2014

Relatos reales de la Guerra (no tradicionales)

Afueras de Puerto Argentino.

Yendo hacia Moody Brook.

Una tarde no definida de mediados/fines de Mayo de 1982.

Posiciones de la Batería Comando del GADA 601.

Transcurrían las últimas horas de la tarde de un día en el que extrañamente el sol brilló radiante en un cielo sorprendentemente claro y calmo para esa época del año, en tierras malvinenses.

Las incursiones aéreas enemigas también habían declinado desde el mediodía, y como ya era costumbre, hasta la noche no se esperaba cañoneo naval inglés sobre las posiciones.

Por este motivo la tropa apostada en los alrededores de Puerto Argentino disfrutaba de un temporal e inusual sosiego en lo que a las exigencias de combate se refería.

Yo disponía de un par de horas hasta la próxima guardia, había concluido la escritura de una carta a mis padres, el fusil estaba listo y preparado, los pozos acomodados para ser utilizados ante cualquier eventualidad, los trabajos encomendados terminados, por lo tanto me disponía, sin mucho mas que hacer, a intentar descansar un poco para poder hacer frente a las exigencias de la noche




Noté entonces con algo de preocupación que el llamado del vientre se hacía sentir en mi persona.

La preocupación ante la presencia de estos procesos naturales, se fundamentaba en la alternancia e imprevisibilidad de los estados de constipación, colitis, cólicos y/o diarrea, que la dieta que llevábamos (imposible de ser clasificada bajo ninguna denominación), sumada al frío, y a las situaciones de temor o desamparo, nos provocaban y que desde luego atentaban contra toda regularidad o estabilidad intestinal.

De mas estar decir que los baños disponibles para la tropa eran letrinas que se ubicaban estratégicamente y alejadas de las posiciones. (Para quienes no han tenido el gusto o la ocasión de disfrutar de la excelencia de las mismas, creo conveniente aclarar que estas letrinas estaban conformadas por un par de estrechas zanjas o canaletas cavadas en la turba malvinense, y que en el mejor de los casos disponían de algunos tablones por los cuales transitar evitando el pisoteo de las deposiciones).

Es sabido que los avatares y aprestos del combate, imponen inusual apuro y celeridad a quienes ingresan a estos sitios con intenciones de expeler sus desechos orgánicos, ya que la exposición al fuego a enemigo, es mas evidente durante los procesos de excreción por el simple hecho de estar alejados de la protección de la trinchera o de los pozos de zorro. 

Esta presteza que se impone y se requiere, atenta desde ya de manera exponencial contra la "puntería" que se requiere para "acertar en la canaleta".

En conocimiento de lo anterior y ya habiendo comprobado en anteriores ocasiones “in situ”, que era mas fácil atravesar un campo minado y salir indemne, que visitar un baño de campaña y volver sin recuerdos orgánicos (propios o de compañeros) en los borceguíes y/o en partes del uniforme, decidí que no concurriría a la letrina.


Por tal motivo con la actitud de integridad y dignidad que la investidura de soldado dragoneante me obligaba a demostrar; busque entre mis cosas, tome algo de papel ……………… y la “palita provista", con la firme intención de cumplir con la necesidad fisiológica que se me presentaba (pero no en el sitio definido para esas necesidades).

Y así fue que en soledad, palita en mano, papel en bolsillo y un sinfín de ruidos y contracciones intestinales en el abdomen, me alejé de nuestra posición buscando el mejor sitio para realizar la tarea que los designios de la naturaleza me encomendaban en ese instante.

Unas cuantas decenas de metros recorridos me llevaron hasta una hondonada que a mi parecer cumplía con los requisitos de amparo y resguardo que la tarea a desarrollar requería: a saber, cubrirse de la vista de posibles espectadores, sentirse al resguardo de alguna incursión enemiga y a la vez de la “suave” brisa malvinera que podría hacer que los productos a desechar terminasen en un vuelo rasante en la propia ropa o cuerpo antes de llegar al suelo.

Dando por finalizada la búsqueda, salté dentro de esta “hondonada", y utilizando las sabias técnicas aprendidas en el EA hice un prolijo pocito que tendría los fines de improvisado inodoro.

Finalizada esa tarea, clave la pala en tierra, dejé el fusil y el casco a un costado, afloje el correaje y la ropa, y me dispuse entonces a evacuar como Dios manda en la soledad, tranquilidad y privacidad que tal tarea requiere y amerita.

Estando en plena acción, se me aparecieron en forma imprevista, sobre el borde de la hondonada, un sargento y tres soldados de vaya uno a saber de qué unidad o regimiento, a media carrera, agitados, fusil en mano, que al verme en esa situación, se quedaron perplejos y sorprendidos mirándome.

Desde luego la sorpresa fue de todos, y por unos breves instantes nos quedamos todos en silencio sin saber que hacer o decir, y ya entre las primeras risas de los soldados el sargento desde arriba me dice:

“¿Que hacés flaco?”
 


Consideré en ese momento que era mas que obvio lo que estaba haciendo, así que solo atiné a encogerme de hombros y decirle

“¿Necesita que se lo diga mi sargento?”


Y ahí así todos nos reímos, y ellos ya mirando para otro lado y esperando que me incorpore, me explicaron que venían en mi socorro pues a la distancia me habían visto "desaparecer" de la faz de la tierra unos minutos antes.

Nos c@gamos todos de la risa (yo un poco mas literalmente que ellos) les agradecí el que hayan venido en mi ayuda, el gesto y la solidaridad, y me recomendaron: primero tapar bien mis "recuerdos", segundo no andar solo por el campo y por último que use las letrinas y me dejase de joder.

Moraleja: En algunos casos era tan grande el espíritu de protección y compañerismo que se vivía, aún entre personal de distintas unidades y fuerzas, que ni garcar tranquilo te dejaban.....!!


CCH (mayo 2002)

domingo, 9 de noviembre de 2014

Soberanía y Malvinas


El 20 de noviembre es declarado el "Día de la Soberanía Nacional" al conmemorar la batalla de Vuelta de Obligado.

Se toma este día y hecho como hito, como modelo y ejemplo, por la participación decisiva que tuvo la población argentina cuando vio amenazado el territorio nacional (aunque esa vez no fuese tan así, pues lo que estaba amenazado realmente era el comercio con Europa).

El 2 de Abril es declarado el "Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas", algo que a priori suena alejado del pueblo, mas ligado al ámbito militar.

Podemos encontrar muchos paralelismos entre Malvinas del 82 y la Vuelta de Obligado en cuanto al apoyo y a la participación popular para luchar contra un enemigo externo.

Sin embargo pareciera que hubiese una voluntad de no vincular, y sobre todo de no rescatar y ponderar la enorme y decisiva participación que tuvo todo el pueblo argentino en la Guerra de Malvinas en el 82. Pues si
 la gente se hubiese quedado en sus casas como lo hizo tantas veces cuando las juntas de ese mismo proceso de facto pisoteó reiteradamente sus derechos, Malvinas hubiese sido otra cosa.

Es como qque se busca circunscribir la Guerra de Malvinas sólo a una desacertada jugada de un presidente de facto, y no a un hecho histórico que tuvo el aval y el apoyo de toda la sociedad. 

Desde luego que quien dio el puntapié inicial fue ese gobierno de facto (es innegable), y que participaron en Malvinas algunos militares (torturadores, corruptos y asesinos) que nunca debieron integrar las filas de nuestras fuerzas armadas. 

Pero el pueblo entero fue el que se alzó sin convocatoria alguna, tras el anuncio de Galtieri apoyando, vivando y compartiendo la toma y recuperación de las Islas Malvinas. Sintiendo esa recuperación como propia. Demostrando que es capaz de alinearse tras una causa noble, dejando de lado diferencias ideológicas.

Cientos de miles de voluntarios para participar de las acciones bélicas y el apoyo de medios, sindicatos, empresas, corporaciones y el pueblo todo lo demuestran al que quiera verlo.

Será que es mas fácil y conveniente "limitar" lo sucedido en Malvinas en el 82 a la cúpula militar entiendo para no ser parte de la derrota militar.

Pero si no asumimos Malvinas como algo propio, de toda la sociedad argentina, entonces las muertes que tuvieron lugar en la Guerra de Malvinas carecerán del sentido patriótico que tuvieron.


Porque esas muertes se dieron en defensa de la patria; y quienes lucharon y cayeron en Malvinas, empuñaron y dispararon un arma en la guerra por el aval y la motivación que generó el compromiso, la unión y el respaldo de toda la sociedad, de todo el pueblo argentino.

2 de Abril "Día de nuestros veteranos y caídos en la Guerra de Malvinas" una pequeña y enorme diferencia en la denominación de un día. 

CCH

jueves, 16 de octubre de 2014

Que se aprende en la guerra


Que morir en combate lo único que te transforma es en cadáver (no en héroe),

Que no ofrendas tu vida en el combate (sino que te la quita una munición enemiga),

Que la guerra no es ninguna gesta honorífica (es una experiencia traumática sin parangón),

Que el combate no te hace ni mas guapo (un mono con un FAL en las manos puede hacer maravillas), ni mas hombre (hombre te definen las pelotas que la naturaleza ha provisto para ese fin),

Que no sobrevive al combate el mejor, ni el mas preparado (sino el que tiene mas suerte),

Que no hay ganadores entre los que combaten (los únicos que ganan son los que impulsan las guerras y las viven desde lejos, lucran con las muertes),

Que no es un campo de honor el de combate, (sino que es el lugar en el que se expone a jóvenes a una situación extrema y desesperada con riesgo de muerte),

Que lo que se defiende en el combate es por sobre todas las cosas la propia vida y la de los compañeros y no los conceptos etéreos intangibles y políticamente correctos de Patria, Soberanía, Bandera, etc.  Se "va" a la guerra a luchar por ellos, pero cuando "se está" en la guerra se lucha por la vida.

Que los olores a carne quemada y mutilada, o los gritos desgarradores de dolor de los compañeros no se borran con el alto el fuego (persisten en la memoria a pesar de los esfuerzos por olvidarlos).

Que es muy perverso que desde el poder político y económico se "glorifique" o "ennoblezca" el participar de una guerra, ocultando las terribles consecuencias que acarrea el combate para quienes participan en él.

Que la guerra poco tiene que ver con lo que se ve en las películas.


Que la guerra es un recurso de última al que se llega por la estupidez infinita del ser humano, por su incapacidad para resolver sus propios conflictos, y por la desmedida ambición de intereses económicos y réditos políticos que nunca, jamás, se miden ni medirán en vidas humanas.

Que los soldados son (y fuimos) la moneda de cambio con la que se paga el costo de las guerras.

Que el "reconocimiento" al ex combatiente, seguramente proviene de un "remordimiento" de la sociedad por haberlo enviado a la guerra.

Que si mato en la guerra para defender algo que supuestamente es de todos, está bien y me aplauden y felicitan, pero si mato por defender a mi familia está mal y me acusan y me condenan.


Que si en lugar de enseñar en la guerra que "el soldado no piensa, el soldado obedece", le enseñaran a pensar, seguramente se evitarían muchas guerras.

"La primer víctima de la guerra es la verdad" (dicen), pero en realidad la gran víctima es la "identidad". La guerra destroza la identidad de los combatientes. Nadie "regresa" de una guerra. Se regresa siendo "otro".


Y también se aprende que cuando uno deja lo mejor de sí en pos de lograr un objetivo, cuando está convencido de porque compite, y lo hace de manera limpia, no importa el resultado.

Y que palabras como Honor, Dignidad, Respeto, Hermandad, Sacrificio, Dolor, Orgullo, Traición, toman otro sentido que muy difícilmente sea entendido por quienes no tuvieron la opción de combatir en un frente de batalla representando a toda una sociedad y defendiendo un interés común.



CCH




jueves, 2 de octubre de 2014

Fin de la Causa Malvinas

"Causa" es por definición el motivo, el origen, el fundamento de una acción; el deseo, la necesidad que nos impulsa a hacer algo.

Ahora bien, con las ganas, con el deseo, con un motivo justificado, no alcanzaremos nunca los objetivos que nos planteemos. No obtendremos nunca resultados.

Para alcanzar una meta, hay que convertir la causa, el deseo, en un “Proyecto”, pues un proyecto involucra un plan, una estrategia, actores, recursos, sponsors, plazos, etc.

Si queremos lograr algo, alcanzar una meta, un objetivo, debemos prepararnos, planificar, elaborar un plan de acción, elegir los mejores recursos, entrenar, analizar las posibles consecuencias, los entornos, las alianzas, considerar otros puntos de vista, etc.

En el caso de Malvinas hablamos hace ya más de 100 años de la “Causa”, de defender la “causa”, de mantener viva la “causa”, del alcance nacional de la “causa” y otros conceptos por el estilo. La “causa Malvinas” existe, es casi “innata” en los argentinos; tiene "vida propia", se defiende sola. Creo que es hora de decir basta y dejar de hablar de la “Causa Malvinas”

A la guerra de Malvinas, fuimos con un objetivo claro, con una meta clara: recuperarlas (y eso era casi lo único claro que teníamos). 
Luchamos por alcanzar esa meta con el corazón, "con las ganas", con el sentimiento, con “las tripas”. Y demostramos que con eso “bélicamente” estuvimos a la altura de las circunstancias (ya que fuimos reconocidos en ese rol por nuestros propios enemigos). 

Nos movía un noble y fuerte sentimiento. ¿Las recuperamos? ¿Cumplimos el objetivo?: Lamentablemente “no”, y eso nos costó muchas vidas.

Quienes murieron lo hicieron con -y por- la imagen de la unión de toda la sociedad, dejaron sus vidas por defender un objetivo común. Pelearon con y por un sentimiento.

De ellos tenemos que aprender a que vale la pena el esfuerzo, el dar lo mejor de uno cuando se está convencido del motivo por el que se lucha, y cuando se busca alcanzar un objetivo común que nos motiva.

De la experiencia colectiva, tenemos que aprender que no hay soluciones mágicas; que está muy bien “sentir” “desear” algo, ya que esos sentimientos serán el motor de nuestras acciones, pero que alcanzar una meta (sobre todo una gran meta) lleva consigo un gran esfuerzo previo, que es necesario elaborar un plan, prepararse, involucrar a los mejores recursos, ordenarse, planificar, diagramar, conocer las limitaciones, fortalezas y flaquezas propias y del contrincante, hacer alianzas, y muchos otros etcéteras.

De esa manera, convencidos, con un buen plan, alcanzado el objetivo propuesto o no, estaremos en mejores condiciones que antes de intentarlo, seremos “mejores” que antes, habremos “crecido” en el intento.

Porque la mejora, lo valioso, el crecimiento real, se da normalmente en el camino que se recorre para alcanzar una meta y no precisamente al alcanzarla.


Se “gana” en el proceso y se corona el esfuerzo al obtener la meta. Y se puede "ganar" sin alcanzar los objetivos propuestos.
Y si no se puede obtener la meta, dolerá desde luego, pero se estará (mejor) preparado para volver a intentarlo, y motivará a otros para que lo intenten.

Creo que ya es hora de dejar de hablar de la Causa Malvinas y empezar de una vez por todas a pensar y dar forma a un Proyecto Malvinas.

Si seguimos hablando de la causa, Malvinas seguirá siendo un deseo, una aspiración y seguiremos presos de nuestra incompetencia para recuperarlas, presos de nuestra propia indiferencia e inacción hacia la islas por tantos años y presos de pretender evitar nuestra responsabilidad en la guerra de 1982 y sus consecuencias. Seguiremos esperando que alguien, un día, nos dé una receta o una solución mágica para recuperarlas. Ese "alguien" fue Galtieri el 2 de abril de 1982 al que todos le creímos, y apoyamos, y todos estuvimos de acuerdo en ir a la guerra contra Inglaterra

Está claro que ése no fué el mejor camino. Los veteranos de guerra somos la muestra viviente de lo que un día estuvimos todos convencidos que era lo correcto hacer. Somos parte de las consecuencias de una decisión quizás facilista y apresurada. Somos la prueba y el resultado de acciones que decidimos realizar sin mucha preparación ni planificación.

Malvinas y la guerra es responsabilidad de toda la sociedad. La posguerra y lo que queramos hacer a futuro respecto a las Islas Malvinas también. Por eso dejemos de lado por un tiempo la “causa”, y pensemos en formas activas y productivas de involucrarnos para definir entre todos un “Proyecto Malvinas”.


                                                                                                                                                       CCH2007

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Militares en Malvinas

HdP (*) hay en todas las latitudes, en todas las profesiones, en todas las corporaciones, en todos lados donde se agrupen seres humanos. 

El tema no es que existan HdP -porque eso es inevitable-, lo importante es que se hace con ellos. 

La gravedad de la situación cuando de crímenes se trata, pasa por el amparo que se les da a los HdP (sean quienes sean, sean del “bando” que sean). 
La gravedad pasa por las instituciones que apañan, encubren y defienden a HdP.

En Argentina hubo “civiles” HdP que no dudaron en matar para imponer una ideología, un modelo de país en el que supuestamente creían. 
Y también hubo "militares" HdP que teniendo TODO EL PODER del estado a su favor, no dudaron en contestar la violencia de la misma o de PEOR forma. 
Y desde luego en ese berenjenal, hubo políticos, empresarios, instituciones, corporaciones de HdP que amparados detrás de militares y de terroristas,  promovieron y "dejaron hacer" en su propio provecho, hundiendo al país en el peor momento de su historia.


La cuestión Malvinas está o debería estar fuera de esa discusión. 
La Guerra de Malvinas -lamentablemente- está manchada por esta discusión. 

Algunos de los actores de la Guerra de Malvinas (militares de grados y armas diversas) no tienen una historia limpia respecto a su accionar durante el PRN, y durante la guerra, por lo tanto si fueron HdP, en esos ámbitos, merecen ser juzgados y castigados por sus actos.

Una cosa no invalida la otra.

En la guerra pudo haber militares HdP, pero por suerte hubo muchos otros de los buenos, y entre ambos hay una coincidencia de tiempo y espacio. Y una causa nacional que los excede inmensamente a ambos y que no debe ensuciarse con unos, ni limpiarse con los otros.

En mi paso por la guerra de Malvinas conocí de los dos tipos de militares. Condeno a los HdP, saludo con respeto a los otros.

El desafío es identificar a unos y otros, y hacer que paguen los que deben por sus actos de traición, de terrorismo, de vandalismo, de corrupción y tantos otros ámbitos en lo que la "hijoputez" prolifere. Y celebrar la existencia de los buenos.

En lo personal el Ejército Argentino como "institución" no me simpatiza, creo que es el culpable de muchos de los males que padecemos como país, y apañó y cobijó delincuentes y asesinos, pero eso no quiere decir que quienes trabajan en ella sean todos corruptos o condenables. Para nada. Como en todos los lados, por suerte son mayoría los que actúan con entereza. A ellos mis respetos.

Malvinas no está exento de ambos tipo de actores (lamentablemente). 

CCH (2007)

(*) HdP: Hijos de Puta

martes, 9 de septiembre de 2014

Que recuperamos con la guerra de Malvinas

Considero no equivocarme demasiado al pensar que Malvinas del 82 fue, y es, el hito de nuestra historia alrededor del cual convergió el país entero
Malvinas movilizó a toda la sociedad; poderes económicos y políticos, fuerzas sociales, representantes religiosos, deportivos, medios de comunicación, líderes y seguidores (de derecha y de izquierda), industria y comercio, empresarios y sindicalistas, etc. etc. estuvieron todos alineados, movilizados por Malvinas. Apoyando la toma y recuperación -violenta- de Malvinas.
El gobierno militar (y los poderes que lo instalaron y lo sostuvieron), “lograron” de la noche a la mañana, la tan utópica unidad nacional en pos de la defensa de la soberanía, arrastrando a todos los habitantes (o a casi todos) a una loca carrera por la obtención de un (muy hipotético) triunfo militar, recuperando de un plumazo unas islas que muchos, en aquel entonces, ni recordaban o siquiera contemplaban su existencia.
¿Se llegó a esto luego de haber alcanzado el consenso necesario para avalar y realizar la acción propuesta, respaldando la experiencia de una guerra?
¿Se analizaron en conjunto (poderes, instituciones, gobierno, sociedad, etc) las amenazas, las trampas y las consecuencias a las que se expondrían a varias generaciones? ¿Se contemplaron mínimamente los riesgos de semejante decisión?
Sencilla y simplemente: No.
Pero Malvinas nos volvió activos y nos movilizamos apoyando una guerra, cuando pudimos habernos quedado en nuestras casas en silencio, dándole la espalda a esa “locura”. Así de simple; como había sucedido en tantas ocasiones cuando también había que manifestarse para lograr alguna reivindicación social, o para defender nuestros genuinos derechos, y no lo hicimos por comodidad, por conveniencia, o por miedo.
Pero no fué así con Malvinas.
Malvinas hizo que toda la sociedad saliese a la calle apoyando. Malvinas provocó una unión impensable en ese momento. Duró poco, pero se dio.
La guerra de Malvinas fue (como toda guerra) una experiencia traumática, que tuvo sí abundantes hechos y acciones muy meritorias y muy valiosas de muchos, muchos, “héroes” que participaron en ella.
Pero Malvinas fue además una experiencia colectiva, que generó una auténtica, espontánea y fuerte unidad social.
Por unos cuantos días con la Guerra de Malvinas recuperamos parte de nuestro territorio, pero también recuperamos la unión y la movilización de la sociedad en pos de un objetivo común.
Con la derrota, esa unidad se diluyó. Hubo luego un tiempo de mirar para otro lado, de evitar tocar el tema, pero despacio, con el correr de los meses y los años, y a pesar de las diferencias conceptuales, de ideales, culpas, admiraciones, lástima, comprensión, orgullo, nacionalismo, o de lo que sea, -que existen y van a seguir existiendo- se fué instalado en la sociedad un sentimiento colectivo hacia y por “Malvinas”, algo que (con sus matices) nos une, nos cohesiona.
Vuelve a aparecer un alinearse tras un sentimiento común, un objetivo común, hacia las islas como tales, o hacia quienes participamos en forma directa de esa guerra, o hacia quienes padecieron y padecen las secuelas de ella, o hacia lo que significó y significa para Argentina esa guerra.
Malvinas fué una experiencia dolorosa, cruel, para quienes participamos directamente y perdimos la guerra.
Una experiencia despiadada para las familias que perdieron a alguno de sus integrantes en esa guerra, y para las que tienen que convivir aún hoy con los efectos, con las secuelas y consecuencias de ella. Una experiencia muy compleja para los gobiernos de turno que no supieron o no quisieron gestionar.
Una experiencia producto de la responsabilidad y el compromiso de toda la sociedad.
Justamente por la unión que provocó, por la adhesión que generó y genera, Malvinas también debiera ser una experiencia que hunda para siempre el “no compromiso” y la credibilidad ingenua y facilista que como sociedad nos damos el lujo de enarbolar, permitiendo las locuras y divagues de quien esté sentado en el sillón de Rivadavia (sentado ahí con nuestro aval y permiso).
Una experiencia que nos recuerda y nos muestra que juntos, con consenso y unidos, podríamos muchas veces torcer el rumbo y lograr cosas que pueden parecer imposibles.
Una experiencia que nos advierte que a pesar de las diferencias que todos tenemos, e incluso con ellas, hay temas en los cuales podemos y debemos estar codo a codo, que hay intereses comunes que debemos defender mas allá de aspectos personales o sectoriales.
La Guerra de Malvinas unió a la sociedad y lamentablemente no sirvió para recuperar las islas, pero debería también servir para recuperarnos a nosotros mismos, como sociedad, y así los muertos de Malvinas tendrían también ese otro significado, el de la unidad, pues ellos murieron por ella.
CCH (1987)

viernes, 29 de agosto de 2014

"Cambalinas" (o el "cambalache" que quisieron hacer con "Malvinas")

Lo que sigue es una "adaptación libre" del tango Cambalache hecha en el 2008, tratando de ponerle un poco de humor a la situación en la que estábamos (o estamos ¿?) por la falta de un estado contenedor, por la inexistencia de una política nacional y coherente hacia los VGM, por las subdivisiones dentro de los mismos excombatientes, por la aparición de los movilizados tratando de ponerse en un pie de igualdad y desmereciendo lo actuado por los VGM, por la falta de planes serios de atención y contención para la salud física emocional y psicológica, etc., etc. 

Todo había sido y era (¿es?) un tira y afloje de intereses, acusaciones, disputas por cuotas de poder, acomodos, favores, billetes, promesas maliciosas, ...... mientras se sucedían reiterados suicidios de VGM. En ese entorno, entre todo eso, salió esta versión libre que comparto:



"Nuestro" Cambalache
Que el mundo fue y será
una porquería, ya lo sé.
En el ochenta y dos
y en el tres mil, también.

Que siempre ha habido chorros,
tiranuelos y estaqueados,
muertos y suicidados,
"Ladris" y los "de bien".

Pero que "Nuestra causa"
es un despliegue 
de "maldá" insolente,
ya no hay quien lo niegue.

Vivimos revolcaos 
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseados.

Hoy resulta que es lo mismo
ser soldado que traidor,
"Veterano", "Movitrucho",
o "Al sur del 42"...

¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un "ladri"
que un "Ex soldado".

No hay "Bombardeaos" 
ni "Abnegación",
los inmorales 
se nos han "infiltrao".
Si uno estuvo en los cuarteles,
y otro en "las Islas" murió, 
da lo mismo haber luchado, combatido, peleado,
que dormido, calentito en un colchón.

¡Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
Cualquiera hoy fué "Soldao",
cualquiera hoy "Combatió"...


Mezclaos por el gobierno
están “truchos y milicós",
y otra "Federación",
con "Movis" y "avivadós"...


Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
han mezclao MALVINAS,


y teñidas con la sangre 
de soldados
ves llorar las Islas
junto a un calefón.


Milicote (dirigente) cambalache
que no ha tocado un fusil...
Ud que llora y que mama
Ud que es ladri y servil.

¡No boludeé mas...!
¡Córrase ya...!
¡Que al Veterano
usté ni puede mirar...!

No estafe más; 
córrase a un lao,
no vé que muchos 
ya se han suicidao...

No es lo mismo el que pelea
para "sus representaos",
que el que roba, o el que afana,
que el que estafa o el que transa,
siempre "bien acomodáo"... 

CCH (Junio 2008)

lunes, 18 de agosto de 2014

Capitán Roque Castro Barreiro --- CUENTO ---

Las cartas personales que siguen fueron rescatadas de un contenedor de basura en el año 2006 en Escocia junto con otros pertrechos y rezagos militares menores de la guerra de Malvinas, que se encontraron al poner a la venta un galpón abandonado que perteneció durante años a la familia de Andrew McAlveys. 
Llegaron a las redes sociales recién en el año 2011 a través de un reportero del Daily Independent irlandés, que intentó indagar y conocer sin mucho éxito la historia del soldado Daniel Sergio Figueroas.
Esperamos que la publicación de las mismas sirva para reconstruir las pequeñas historias de tantos otros soldados desconocidos que lucharon en la guerra del Atlántico Sur.

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Jueves 6 de Mayo de 1982

Vieja, te escribo estas líneas sin saber si recibiste las cartas anteriores. No tengo noticias de ustedes, espero que ustedes sí tengan de mí. Por las dudas les cuento que estoy finalmente en Malvinas, ahora cerca de Monte Longdon, que queda por algún lado de estas islas, no sé si ya los rebautizaron pero acá se conocen con ese nombre, que encima no sé bien como se escribe, tampoco tengo en claro si estamos en la Gran Malvina o en la Soledad.

Viejita, debés estar viendo noticias de los ataques de los ingleses y seguro estaras sufriendo y puteando a los milicos, pero quedate tranquila que estoy bien. Esto se dio así, la verdad no es culpa de nadie. No pudimos hablar mucho cuando me llamaron para la colimba, las gestiones que hizo el Padre Antonio para hacerme zafar seguramente se vieron complicadas por todo este kilombo que terminó con que ahora yo esté acá, y ustedes allá.

Ya sufriste mucho con todo el problema del Quique, la familia se hizo mierda, el viejo pobre no pudo superarlo, y ahora encima te vengo yo con todo esto para complicar más la cosa, por eso te digo, en serio, quedate tranquila que acá estamos bien.

Por favor vieja, acordáte que no estás sola, nos tenés a Beto (que espero te esté yendo a visitar seguido, mandále un abrazo a ese turro, le tengo que escribir a él también y a Mariana) y me tenés a mí, que espero verte pronto. No sufras vieja, yo estoy bien, y en algún lado pensá que está el Quique.

No voy contarte detalles pesados de todo esto pero voy a tratar de escribir seguido para que tengas noticias mías. Solo te cuento por si todavía no recibiste ninguna carta (esta es la tercera que mando) que después de una corta instrucción como le llaman los milicos en Bahía, nos llevaron a Gallegos y de ahí vinimos para acá directamente.

Tuvimos una parada de dos días en Gallegos desde donde escribí la última carta. La verdad que por un lado pienso en ustedes, en vos y como estarás viviendo todo esto, y quisiera estar allá en casa, empezando la facultad, o laburando en algo, ayudándote, pero el hecho de estar acá también me motiva, esto es hacer historia, es ayudar al país, a mi patria. Es jodido ya lo sé, esto no es joda, pero como dice el Capitán el país nos pide este esfuerzo, y se lo tenemos que dar, que le vamos a hacer.

Me hice de algunos amigos, acá estamos todos en la misma y este tipo que mencioné, el Capitán (Castro se llama), me trató bastante bien en el poco tiempo que llevo en el ejército, incluso en esa especie de instrucción que nos dieron. Él es de Olavarría, del Barrio San Lorenzo me dijo, pero estuvo muchos años en Bahía y lo conoce incluso al Padre Antonio. Hasta dice que se acuerda de la ferretería del viejo, de haber pasado o incluso alguna vez ido a comprarle algo. Así que si se acuerda de la ferretería, se acuerda de casa o por lo menos conoce el barrio.

Andá a saber si es cierto, igual por las dudas no confío mucho en él, en verdad no confío en ninguno. Acá la mayoría de los soldados viejos coincide en que bastante hijo de puta. Conmigo por ahora no. Pero pasa que acá te mandás una cagada y te hacen bailar o te estaquean por cualquier boludez. Creo que algo de razón deben tener porque estamos en guerra y hay que estar atento a todo, y todos debemos estar concentrados en lo que debemos hacer y nada mas, nada de boludeces.

Lástima que no nos enseñaran más sobre Malvinas en la escuela, la verdad no se sabe nada ni de la historia ni sobre lo que hay acá. ¿Saben que la tierra se usa para calefaccionar?, es tan rica en minerales o que se yo que tiene, la cosa es que se prende fuego y aguanta un montón dando calor. La llaman turba y la usamos como leña.

Bueno, quédense tranquilos, yo estoy bien, espero que Uds también. Saben que los quiero y los extraño (ahora mucho más). Son lo único que tengo, además de Quique que siempre lo siento conmigo y ahora, que estoy solo en este baile, más todavía. Todos me dan mucha fuerza.

Un beso grande, espero verlos pronto. Escriban.

                                                                             Lito.

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Jueves 20 de Mayo de 1982

Acá estamos de nuevo, sin noticias de ninguno de ustedes, pero yo estoy bien, sigo en las cercanías de Monte Longdon, dicen que van a venir otras unidades para estos lados, y entre todos vamos a hacer un frente más grande para recibir y resistir a los ingleses que pueden venir por aca. Ojala, ya que esto se está poniendo cada vez más serio, a ver si lo terminamos pronto. Supongo que escucharán las noticias.

Por suerte nos está yendo bien, el capitán nos cuenta siempre como venimos y le estamos dando una paliza a los ingleses hijos de puta. Les volteamos un par de aviones, le hundimos unos cuantos barcos, y ellos nos están tirando con lo que tienen pero desde lejos parece. Centran los ataques desde los barcos. Esto es así.

Te cuento vieja que me siento una especie de San Martín defendiendo la Patria así que vayan preparando el recibimiento y una estatua en la placita, porque después de esto paso por casa y cruzo a libertar Chile de nuevo !! (es un chiste). Beto supongo que también leerás esto, cuidá a la vieja sin descuidar la panza de Mariana que espero esté creciendo en orden ¿Ella sigue dando clases? ¿Ya saben que es? Díganme si voy a ser tío o tía !! Tengo que saberlo, che.

Les cuento que el otro día estábamos en un bombardeo y nos dieron cerca, fue impresionante. Quedé paralizado. Es terrible, la sensación de sentir así la explosión al lado tuyo, te hace pelota los nervios, te paraliza, es algo tremendo, no se entiende nada. Por suerte nosotros zafamos, pero uno de los soldados del regimiento que está al lado de nosotros quedó literalmente hecho mierda, y otro más quedó herido de gravedad y se lo llevaron al hospital en Puerto Argentino. Nuestras carpas no sirven para nada, ahí justo cayeron las bombas, menos mal que estábamos en los pozos, mas lejos. Perdimos algunas cosas, ya que la bomba o las esquirlas no dejaron nada.

Por suerte el Capitán nos dio ánimo y nos habla de lo que el país nos pide, nos cuenta que todos nos alientan desde allá y que vamos a volver como héroes. Que esto es la guerra y que no hay que tener compasión con nadie, que cada uno debe cuidarse y cuidar al que está al lado, y que el resto no vale. Nos consiguió algunas cosas de abrigo y una carpa grande donde ahora dormimos siete todos juntos. Podemos decir que nos cuida bastante. Él también se cuida mucho, parece que la tiene clara. A mi no me parece que sea tan turro como dicen.

Cada tanto hablamos de Bahía y eso me hace sentir un poco más cerca de casa. Parece un buen tipo, a veces me da la impresión de conocerlo de antes, es bastante campechano, acá tenemos que pasar mucho tiempo juntos y todos dependemos de todos. Pero como buen milico tiene las suyas, y cuando se pone loco, grita como un trastornado, pero acá no te podés dar el lujo de analizar mucho las cosas. Hay que estar contento por cada día que pasa y por estar al otro día defendiendo la patria. La cosa es que los días van pasando, los ingleses siguen jodiendo. Nosotros también les damos, no se la van a llevar de arriba y esperamos hacerlos mierda pronto.

Les mando un beso grande a todos, y si pueden escríbanme, y díganle a los chicos del club que también lo hagan, sería bueno recibir noticias del barrio y de esa manga de turros. A veces pienso que hace menos de dos meses estaba boludeando allá en Bahía y ahora estoy en medio de una guerra. Es una cosa de locos. Bueno por hoy los dejo.

Hasta pronto, los quiero mucho.

                                                                             Dani.
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Viernes 28 de Mayo de 1982

Bueno Má, sabrán que las cosas no nos están yendo ni tan bien ni tan mal como uno quisiera, esto se está poniendo cada vez mas complicado, pero yo no estoy mal, te lo juro, creéme. Quedate tranquila, no estoy diciendo esto porque sí, en realidad estamos bien, dentro de lo que se puede. No todo es como en las películas, ni estas todo el día tirando tiros.

A esta altura el frío ya no se siente, respecto a la comida que siempre te preocupó, nos vamos arreglando con lo que tenemos (como extraño las milanesas con papas fritas, o el asado al horno que me hacías y que de boludo nomás me quejaba y dejaba algún pedazo en el plato).

Esto parecía algo sencillo pero es una guerra con todas las letras, los mismos milicos se asombran de lo que está pasando. Me doy cuenta de lo mucho que los necesito, y los extraño. Y eso también me da fuerzas para soportar esto y poder estar bien para verlos pronto y contarles todo esto allá en Bahía.

Por la comida, les cuento que hace dos días hicieron cagar una oveja y nos la mandamos, casi casi nos la morfábamos cruda. La cosa es que hay un sargento (que fue el que dirigió la operación para agarrarla) que la verdad se jugó y le salió un asado genial. Si bien hicieron el reparto entre ellos primero (los milicos), a los soldados algo nos tocó, y nos pareció un manjar, no importaba si estaba crudo, cocido o quemado, si era la oreja o la pata. Comparado con las raciones de combate eso fue un lujo.

Si bien esto cada vez está mas complicado, como verán puedo seguir escribiendo (sigo sin noticias de ustedes, supongo que escriben y sé que el correo debe ser un kilombo) y les repito (sobre todo para vos viejita): el ánimo es bueno y estoy bien. Parece que le estamos peleando de igual a igual a los ingleses con lo poco que tenemos, huevos no vamos a dejar de ponerle, llegaron hasta acá nomás y vienen por más, pero esperamos hacer que se vayan con las manos vacías (o en cajas o en bolsas). Nos comentaba el Capitán que atrás de los ingleses está la OTAN y que hasta parece que los Estados Unidos los están apoyando, o sea que somos indios pero le complicamos la vida. Ojalá que Rusia no nos apoye directamente porque entonces (también según lo que nos dice el Capitán) esto puede terminar en una guerra mundial, pero que Cuba y Brasil están con nosotros.

Recibimos algunas cartas que manda la gente del continente, nos dan ánimo, nos mandan chistes, pero esto es jodido y extraño mucho el saber como están ustedes; vos vieja, vos Beto, Mariana y su panza, la barra del club (No tengo noticias de Olimpo, ¿están jugando? ¿Cómo va? ¿”el laucha” sigue haciendo goles? Dicen que el Mundial se hace y que Argentina vá, es cierto ¿?, aca no sabemos nada). A otros soldados algunas cartas de sus familias les llegan y algo les cuentas, pero hasta ahora yo no tuve esa suerte.

Siempre pienso en que si hubiera estado vivo el viejo, se moría con esto de que yo esté en la guerra, justo él que odiaba a los milicos. Bueno en realidad con lo que pasó con Quique no lo culpo. Yo mismo no me perdono no haber podido hacer nada por defenderlo, aunque era muy pendejo. Ahora siento que aunque tenía doce años algo debí haber hecho. Me vuelve loco esa idea. Seguro que si era al revés el Quique hubiera saltado por mí.

La otra vez hablando con el Capitán algo dije que tenía un hermano desaparecido, y me parece que no le gustó una mierda, enseguida cambió de tema. Antes me había dicho que él cuando estuvo destinado en Bahía hace como ocho años trabajó con la policía y que en ese momento era Teniente o Subteniente. Pero se nota que no le gusta hablar del tema y además, desde que dije eso, a mi me parece que el trato ya no es el mismo. Los otros soldados me dicen que no que soy yo, y que él es así de hijo de puta con todos como siempre. La verdad que si estuvo en la policía quería tirarle el dato porque a lo mejor él conoce a alguien que nos pueda averiguar algo, pero no me animé a seguir hablando del tema.

Vieja espero, y realmente necesito, que estés bien para cuando vuelva, así que no te me deprimas yo estoy bien, entero, con ánimo. Vos tenés que estar bien también para cuando vuelva hacemos una linda joda en Bahía. Siempre dice el Capitán Castro que aunque mucho uno no crea, es bueno ir a la iglesia y hablando el otro día de casa, me dijo que vayan a hablar con el Padre Antonio, que es un buen tipo. Te dije que lo conocía; dice que es bueno para dar ánimo y para hablar de estos temas, que ayuda mucho a la gente, que él tiene contactos con los milicos y que pasó también por momentos jodidos (andá a saber que le pasó). A nosotros me olvidé de contarles, antes de cruzar para acá nos bendijeron los “fales”, una cosa de locos, no ¿?

Con el Capitán hay otro subteniente que me parece que en realidad es bastante cagón, que se ampara en el uniforme pero que esto de la guerra le dá bastante miedo y lo tiene bastante alterado. Grita como loco todo el día, el capitán lo jode y nos dice que no le demos mucha bola.

Esperamos un pronto desenlace para que esto y que no se estire mucho más. Sabrán que está muriendo gente, mas del lado de ellos que del nuestro según nos dicen. No sabemos cuál será el final, pero igual le estamos poniendo huevos, garra, y no vamos a bajar los brazos. Ingleses de mierda que se vuelvan a su isla, y que nos dejen de joder de una vez en las nuestras.

Los quiero de verdad, espero verlos muy pronto, se extrañan. Viejita, te envío un beso enorme, y vos Beto, jugate y escribite unas líneas.

                                                                             Daniel

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Miércoles 2 de Junio de 1982

Vieja, Beto, Mariana, y todos, esto está bastante feo, nos vienen cagando a palos, las noticias que llegan son una mierda pues parece que de ambos lados hay muchos muertos y heridos. No sé que dirá la tele allá, acá las noticias vienen de partes oficiales y si bien nos dan ganando, la cosa se pone brava.

Escribo estas líneas que tuve que interrumpir varias veces, (menos mal que no le pongo fecha a la carta hasta que la mando) para decirles que a pesar de todo estoy bien. Ahora estoy de nuevo en otro de los tantos descansos que nos dan los ingleses entre ataque y ataque, que son cada vez más seguidos y cada vez más potentes.

Tenemos bastantes municiones y nos replegamos un poco hacia atrás de una especie de colina porque recibimos fuego enemigo y parece que seremos la barrera hacia su avance sobre Puerto Argentino. Sufrimos algunas bajas, dos soldados de los que me había hecho amigo murieron ayer, cosa que me hizo literalmente pelota. Tenemos apoyo de diversos regimientos, formamos una fuerza común para defender las posiciones, porque la cosa está pesada, pero así y todo el panorama es duro pero no para desesperar.

Todavía estoy bien, como verán cada vez que puedo escribo un poco, hasta ahora no recibí ninguna carta de ustedes, pero espero que ustedes sí hayan recibido las mías anteriores. Los extraño mucho y si bien que sé que estamos haciendo lo correcto, y que el país necesita de nuestro esfuerzo, les juro que hay muchas veces que me agarran unas ganas bárbaras de estar allá en el barrio. Pero acá estoy, y voy a poner lo mejor de mí en esta causa.

Les voy a contar algo que me pasó el otro día y que me hizo demorar el envío de esta carta. Resulta que la otra noche estábamos todos medio locos entre bombas y tiros varios que nos daban los ingleses todo el santo día, y no sé si fue la falta de sueño, el clima y demás yerbas, la cosa es que uno de los soldados que está acá con nosotros (que es del 8 de Infantería) en un momento de pánico o de locura, salió corriendo del pozo y disparando al aire, y en verdad armó un despelote bárbaro porque se llevó por delante a un Cabo y hasta nos puso en peligro a los otros cuatro que estábamos defendiéndonos en ese momento por ir a buscarlo. La cosa es que el Capitán Castro se puso como loco y supongo que para dar el ejemplo y evitar que se repitan estas cosas, o porque a él también le dio miedo y lo sorprendió la acción de Lombardo (así se llama el soldado) la cuestión es que se sacó, se puso como loco, poseído, y se abalanzó sobre el cuerpo caído del pobre pibe. Y ahí, casi desencajado, le gritó con todo el odio y el desprecio que pienso puede ser capaz de reflejar una persona: “Levantáte marica” hizo un espacio “Levantáte y peleá maricón…. cagón….. puto”.

Así, tal cual, las mismas palabras, y en el mismo orden, y con los mismos espacios, y con bastantes parecidas patadas en el estómago y en la espalda mientras las decía que cuando se lo llevaron a Quique de casa. Me quedé helado. Fue volver a vivir el mismo terror paralizante que sentí aquella vez cuando quedé encerrado en el lavadero hace más de seis años.

Se le fueron varios encima a Castro para pararlo porque parecía que lo mataba ahí mismo; por suerte no pasó nada, yo me quedé sin saber que hacer. Fue una cosa muy fuerte para mí, dentro de otra cosa terrible como era el bombardeo en ese momento y dentro del recuerdo de aquel día.

Aquella vez cuando se llevaban a Quique, ya se los conté varias veces a ustedes y al psicólogo, estaba paralizado de miedo, sentía que quería llorar y gritar, golpear a aquel milico que le estaba pegando a mi hermano, y que no pude, no pude hacer nada. Ahora fue distinto, no quería llorar, solo me paralicé, la mente se me puso en blanco, (o en negro) y parecía que estaba en un pozo muy, muy hondo totalmente oscuro y en el que no podía ver nada. Sentía que mis ojos estaban abiertos pero no puedo decir que veía algo, solo escuchaba, retumbando, lejanas, cercanas, las palabras, los gritos de Castro, como en cámara lenta. Desaparecieron las bombas, los gritos, los disparos, por un instante todo era “Levantáte marica” por un instante sentí como que me estaba muriendo, “Levantáte y peleá, maricón…” y ahí sentí deseos de matar a Castro, “…cagón, ….puto.”, por un momento creí que podía salvar a Lombardo, creí que podía salvar a Quique. Todo muy raro, todo en un instante, pero un instante en el que resurgió algo que pensé que a lo largo de estos años tenía superado. La angustia fue enorme, me quemó la cabeza, me hizo revivir uno de los peores momentos de mi vida (el otro fue cuando pasó lo del viejo).

Bueno la cosa es que quería compartirlo con alguien porque no desde ese día no me siento como antes, y quiero poner mi cabeza en orden, solo quiero pensar en los ingleses de mierda que nos tiran con todo lo que tienen. Perdonen por revivir esto de nuevo, perdón viejita, pero desde ese momento estoy bastante confundido. Esto que les cuento pasó el domingo y no sé si pasó o me lo imaginé, lo hablé con otro soldado y la verdad que él no le dio bola a lo que se dijo, solo quería separar a Lombardo para que dejen de pegarle.

Aún estoy confundido, sé que la patria me pide estar concentrado en su defensa, no me puedo dar el lujo de pensar en otra cosa, que es lo que el Capitán nos repite siempre. Los voy a dejar por hoy, les mando besos y saludos a todos. 

Hasta pronto, espero recibir algunas líneas de ustedes.

                                                                             Lito.

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Martes 8 de Junio de 1982

Familia, ¿Cómo están allá, tan lejos de estas tierras patrias? Ojala pudiera utilizar un teléfono para llamar y hablar un rato con ustedes. Esto de la guerra me tiene bastante podrido, yo estoy bien de salud y cabeza. No la estamos pasando de arriba, pero hay otros que están mucho peor, así que no me quejo. Escribo pero no sé si algo les llegará porque sigo sin recibir nada de ustedes.

Parece que les hundimos un par de barcos mas y seguimos derribándoles aviones casi todos los días, pero estos hijos de puta siguen con la idea fija. Parece mentira, están tan lejos de su país (claro que para ellos esto también es su país) y sin embargo sacan aviones de cualquier lado, se vinieron con todo. Que la OTAN, que Estados Unidos, que Chile, acá llegan versiones que parece que los apoya medio mundo, ¿y a nosotros?, ¿hay alguien con nosotros? Cuba nos mandó algo ¿? El Capitán nos dijo que Rusia nos apoya a través de Cuba Y que parece que Perú también ¿es cierto eso?.

Me acuerdo cuando hace apenas unas semanas, unos días, el propio Capitán y hasta el Teniente Coronel decían que los Ingleses venían para hacer circo, que no iban a desembarcar,  que seguro no iban a combatir, que iban a dejar todo en manos de la ONU. Ahora suena como cosa de boludos, ¿no?. También dicen que esto no puede durar mucho salvo que se “continentalice” la guerra o que incluso se puede armar una tercera mundial si Rusia manda misiles ¿se habla de esto allá? Esto es un ir y venir de versiones y bolas interminables, algunas muy locas pero acá no se descarta nada. También dicen que en una de esas Chile se prende y nos ataca y toma la Patagonia. Sería lo máximo.

Pero bueno, sigo entero, incluso estoy un poco mas en forma, se nota que bajé unos kilos porque el cinturón cada vez parece más grande, así que cuando vuelva a Bahía voy a patentar la dieta Malvinas Argentinas y nos hacemos unos mangos. El otro día salió el sol y parece que hasta los ingleses se tomaron un respiro. Igual siempre bombardean de noche para no dejarnos descansar, según nos dice el capitán esto es normal en una guerra. Quisiera saber que les tiramos nosotros a sus barcos. Igual quien puede descansar en estas condiciones ¿no?

Vieja Dios quiera que estés tranquila, por favor no te des manija, no te preocupes, te escribo cada tanto para que veas que estoy bien, ojala te estén llegando las cartas. Desde acá parece que salen e incluso a algunos muchachos le llegaron algunas encomiendas. A veces no sé que contarles ya que esto es bastante monótono, pero el hecho de escribirles y contarles algo me acerca un poco a Uds y me dá mas ánimo y más ganas de volver a verlos. La panza de Mariana ¿cómo anda? Beto ¿te das algunas vueltas por casa? ¿Olimpo ganó algún partido?. ¿Hay alguna novedad de los muchachos?.

Anteayer estuve mucho tiempo hablando con Castro, el capitán, por lo de Quique. Me animé y le conté cómo se hizo mierda la familia, y de lo que sufrimos todos por no saber que había pasado con él. Me contó que en realidad mucha gente no lo sabe, pero que también hubo una guerra interna, que hubo mucha gente, estudiantes como Quique incluso, que se dejaron influenciar por mala gente, políticos, sindicalistas, que los convencieron de poner bombas y que atentaban contra la Argentina. Que ellos querían destruir al país, que eran terroristas a los que no les importa matar inocentes, o comunistas que solo pensaban en destruir la sociedad. Se ve que el tema lo incomoda, pero la verdad es que conmigo habló bien y el otro día se aflojó.

También me contó que a muchos los pusieron presos, y a otros les dieron un tratamiento, que les hicieron como una reconversión, para abrirles los ojos y que vean lo que estaban haciendo. Que luego para protegerlos los llevaron incluso a otras provincias y que hay muchos también que fueron llevados al exterior.  También me dijo que hubo (y hay) grupos de terroristas que se disfrazan de militares o de policías y salen a matar gente para que los culpen a ellos. La verdad yo desconocía todo esto,. ¿Ustedes sabían algo de esto? Yo era mas chico y la verdad después de lo de papá no se habló mucho mas del tema en casa.

La cosa que justo acá me vengo a enterar de todo este lío. Si fue por algo así, con Quique o se confundieron de persona o este tipo está hablando boludeces porque Quique que yo sepa no andaba en cosas raras, y menos en joderle la vida a alguien. Si bien no era un traga, de güacho no tenía nada.

Bueno, querida familia, muy larga la carta, así que hasta pronto, los quiero mucho y espero verlos dentro de muy, muy poco. Besos.

                                                                             Daniel.

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Viernes 11 de Junio de 1982

Hola familia, acá yo de nuevo desde las Islas, reportándose el soldado Daniel Sergio Figueroas. Les cuento que nos trasladaron mas cerca de la ciudad, a un lugar llamado Moody Brook o algo así. La cosa está bastante complicada para ambos bandos, los ingleses siguen avanzando, pero acá les seguimos resistiendo. En este nuevo sitio, tampoco se está tranquilo pero de eso se trata la guerra.

Como verán tengo papel y birome, ganas y posibilidad de escribirles, lo cual es un buen síntoma. Tengo ganas (muchas ganas) de hablar con ustedes y sobre todo de verlos, el ánimo anda mejor, mucho mejor, hoy me siento bien, con energía, y esperando ver que desenlace tiene todo esto. No sé si esta carta llegará a destino (supongo que no) porque dudo que el correo siga funcionando pero eso no impide que lo intente. Acá aprendimos a intentarlo todo, sea como sea. Acá nada es imposible.

  Después que mandé la carta anterior ese mismo día, por la noche, otra vez tuvimos un episodio con el Capitán Castro y con un soldado que no aguantó la presión y le agarró un ataque de pánico que lo hizo llorar y gritar como loco. Pobre flaco, la situación es extrema y hay que andar con los nervios de acero.  Y otra vez lo mismo, el Capitán sacado, agrediendo con el mismo verso y agarrando a patadas al soldado.

Pero esta vez fue distinto para mí, no tuve miedo, ni me paralicé, ni tuve ese  sentimiento de caída libre. Esta vez pude estar tranquilo. Ustedes perdonen que yo saque toda esta mierda afuera o que les haga recordar cosas de Quique, pero con alguien lo tengo que hablar y son los únicos con quien puedo hacerlo, aunque sea a la distancia y con papel. Y la verdad ya no sé si habrá oportunidad de contarles personalmente estas cosas, porque está acá se puso feo.

Esta vez estuve tranquilo, y solo pensaba en ayudar al soldado. Y así, con la cabeza fría y tomando distancia del hecho, viendo todo como desde unos metros mas lejos, entre las sombras de la noche y entre los resplandores de las bombas y los disparos, recordé perfectamente como era aquel hijo de mil putas que se llevaba de casa a Quique entre insultos, patadas y golpes. Y me imaginé al Capitán hace unos años con alguna diferencia de peso y sin el bigote que usa ahora, sin este uniforme y me dí cuenta que la coincidencia en las palabras que usa, o la coincidencia en las patadas que pega, no proviene de un procedimiento estudiado, sino que coinciden a pesar de los años porque se trata de la misma persona. Fue el Capitán Roque Castro Barreiro quien se llevó a Quique de casa. No tengo ahora ninguna duda. Por eso la sonrisa socarrona con que me contaba las cosas de los terroristas, en verdad me estaba gastando. Tremendo hijo de putas.

Les escribo porque esto me quemaba dentro mío y no sabía que hacer. Sé que la patria ahora me reclama, me necesita para otra cosa mucho más importante. Que la recuperación de las Malvinas está por encima de todo, y que tengo que dar todo por esta causa. Sé que no debo dejarme llevar por cuestiones personales en este momento, son momentos difíciles en los que hay que demostrar lo que uno vale (como decía el viejo, pobre viejo).  
Desde ya les pido perdón por la decisión, no sé que pensarán ustedes, pero ahora Malvinas en mí lo puede todo. Siento que tengo que hacer lo que el país me pide, aquello que lo mejore, que lo que me toca hacer acá es para bien de todos, para bien de ustedes, para el país entero.

Saber esto de Castro me volvió loco y me dió un poco de miedo porque estos tipos no tienen reparos. Quiero que cuando termine todo esto, lo tipos como él sean llevados a la justicia y que digan allí lo que pasó, que aclaren donde están los desaparecidos, que hicieron con ellos, y quizás podamos dar con Quique.

Ahora me tengo que concentrar en la guerra, en terminar esto de la mejor forma, en focalizarme en abatir a cuanto inglés se me ponga delante. No me faltaron las ganas de partirle el fusil en la cabeza a Castro, y vengar a Quique pero me serené y dije que eso me mandaría a la cárcel a mí y solo empeoraría las cosas.

Perdonáme Vieja por tener dudas sobre como actuar, estoy muy confundido.  El fin de la guerra supongo está cerca, no sé como va a terminar y por eso escribo esperando que esta carta les llegue. En una de ésas llego antes yo que la carta, o nunca llegamos ni la carta ni yo. No sé.

Hoy es jueves por la noche, la carta la empecé ayer y creo que mañana la despacho, no sé tampoco si todavía anda el correo. Las tachaduras son por falta de papel, y por lo dicho recién les cuento que anoche finalmente se me aclararon algunas cosas, y que tuvimos el combate mas duro desde que empezó la guerra, por eso hoy estoy más seguro que nunca que la decisión de hacer lo que Malvinas me pide es la correcta. Lo siento así y es lo único que ahora me importa. Todo sea por un país mejor.

Argentina me llamó para defenderla y ahora no puedo estar pensando en otra cosa que en Malvinas, por eso anoche Viejita, Beto, Mariana, tomé la decisión de hacer lo correcto, de jugarme entero por el país y dejar mi mente concentrada en una sola cosa: Malvinas y la Patria.
Les pido perdón por esta decisión, pero lo que hice fue para evitar que nos gane de mano un inglés, no podía dejarles a ellos ese privilegio.
No podía permitir que un inglés sea quien al final mejore nuestra sociedad haciéndola más justa, sacándonos las lacras. Nuestras cosas las solucionamos en casa, entre nosotros.
En algún lugar, Quique debe estar ahora contento y orgulloso de su hermano. Cuando sacamos el cuerpo de Castro del pozo, le encontré en el bolsillo de la campera tres cartas mías que les había escrito semanas atrás, y dos de las que ustedes me escribieron y que nunca me dió. Me las llevo conmigo para dárselas personalmente cuando esto termine o espero alguien las encuentre en mis bolsillos si me toca caer y se las lleve a ustedes.

Los quiero mucho, les mando un beso grande y espero podamos vernos en poco tiempo. 


                                                                 Lito.

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CCH 2007