domingo, 30 de agosto de 2015

Malvinizar


Se habla mucho de "Malvinizar" y como no es un verbo con definición de la RAE (obviamente), cada quien tiene su idea de lo que “Malvinizar” significa.

En general se dice que se está “Malvinizando” cuando de lo que se está hablando es de los detalles de la guerra del 82, cuando se centra el tema en las acciones de combate que realizamos en Malvinas, cuando -rayando la locura- se pretende utilizar esos actos de combate para "inspirar a la juventud" (¿?!!), cuando se trata de justificar con esos actos de coraje "la nobleza de una guerra justa" (¿?), etc., etc.

Mi humilde opinión es que de esa manera se está hablando de la guerra
. Entonces “Malvinizar” sería un sinónimo de "guerrizar", de "combatear", de "militarizar" a la sociedad y a las generaciones venideras.

“Malvinizar” debiera tratar de rescatar la reacción del pueblo en su conjunto, mostrando la capacidad de unirnos y de focalizarnos en pos de defender un bien común. La posibilidad de movilizarnos tras un sentimiento o una necesidad colectiva que identificamos y sentimos como propia.

Malvinas no debe ser un sinónimo de guerra, de algo estrictamente militar, Malvinizar debiera ser una puerta abierta, un disparador, que nos permita y nos mueva a analizar y a hacernos cargo de nuestros actos, de nuestras decisiones, de nuestras reacciones, y de sus consecuencias. Si es que pretendemos aprender algo de la guerra (y luego, quizás recuperarlas).

Malvinizar debiera recordarnos que la defensa de lo que consideramos y asumimos como propio, con convencimiento y sentimiento reales (ya sean elementos materiales, como pensamientos, derechos, o creencias), se hace desde los roles que tengamos y que nos tocan asumir a cada uno y no con un arma en la mano imponiendo nuestro parecer.

Malvinizar debiera recordarnos el sentimiento que movió a toda la sociedad, a la unión y el respeto que había por quien tejió y envió bufandas, como por quien con desinterés entregó joyas o dinero para ayudar a los que estábamos en el frente, representándolos y asumiendo el mandato que nos delegaron. 

Esos sentimientos fueron los que produjeron la acción del soldado que arriesgó su vida ante las bombas enemigas para ayudar a su compañero herido o muerto en combate. No otros.

Porque ambas cosas se hacen con el convencimiento y el sentimiento de que se está haciendo lo que se debe hacer, sin pensar en intereses personales o analizando que ventaja va a obtenerse, por estar contribuyendo en una causa común que se considera y siente como propia.

Malvinizar debiera ser el ejemplo a tener en cuenta para mostrarnos que debemos reaccionar toda vez que alguien pretenda adueñarse de nuestras decisiones, de nuestros derechos, poniendo en juego esos intereses y esos derechos que asumimos y sentimos como nuestros y con los cuales nos identificamos.

Malvinizar no debe ser hablar de la guerra, de los tiros, de los muertos.

Malvinizar, para que sirva, debe ser hablar de nosotros, de los Argentinos y lo que podríamos lograr dejando de lado intereses personales o sectoriales.


CCH (Mayo 2001)

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