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viernes, 2 de enero de 2015

Conocer lo actuado en Malvinas

Malvinas movilizó espontáneamente a toda la sociedad y nos unió tras un objetivo común, confirmando que hay intereses que debemos defender más allá de aspectos personales o sectoriales. Más de 200.000 civiles se ofrecieron de voluntarios para ir a Malvinas.

La Guerra de Malvinas es el producto de la responsabilidad, el compromiso, la unión y el respaldo de toda la sociedad

Por esa unión, por ese apoyo, y por el honor y la enorme responsabilidad que representa defender los intereses de toda la sociedad, muchos dejaron su vida en las Malvinas. 


Ese compromiso, esa unidad y ese respaldo de la sociedad en su conjunto, fue para la gran mayoría de los combatientes (y para mi como soldado en ese momento), el aval, el justificativo y la motivación para empuñar y disparar un arma en la guerra.

Muchos soldados y militares estuvieron a la altura de los hechos, y su desempeño es reconocido incluso por los propios ingleses. 
Existe con el correr de los años y gracias a la difusión de lo actuado en Malvinas, un sentimiento creciente de respeto, de reconocimiento y de agradecimiento de la sociedad hacia sus soldados combatientes y hacia esos militares que se sabe estuvieron a la altura de los acontecimientos.

Conocer lo realizado de Malvinas, por quienes asumieron el honor y la responsabilidad de representar a todo un país en la Guerra, debería fortalecernos como sociedad, como nación.

Por otro lado, la dictadura militar que gobernó el país en esa época, atomizó a la sociedad y quebró al país. Es primordial conocer también e identificar a los responsables y su repudiable accionar durante los años mas oscuros de represión y tortura que tuvimos en nuestra historia en Argentina.

Y es justificado y necesario el repudio y la condena hacia esos militares (y civiles) que tuvieron un desempeño aberrante, y desprestigiaron las instituciones que les dieron cabida, los cobijaron y en varios casos, los protegieron.

Pero Malvinas y dictadura no son la misma cosa: coexistieron en el tiempo y tuvieron algunos actores en común. Y no se deben mezclar alegremente ambas cosas.

Adentrarse en la historia de Malvinas, conocer los hechos y las acciones de muchos de sus protagonistas, hace que Malvinas sea un motivo de orgullo y no de lamento. Mucho menos de vergüenza.

Las islas Malvinas son nuestras. Muchos protagonistas y hechos honorables que sucedieron en 1982, también.

No permitamos que por unos cuantos impresentables se empañe y se oculte, condenando al olvido, lo realizado en Malvinas con honor y con orgullo por muchos que actuamos conscientes de estar representando a toda la sociedad y empuñamos un arma sintiendo que ese era el mandato del pueblo y las instituciones.

CCH (julio 2003)