"Malvinizar" es un término que se ha utilizado de
diversas maneras desde su nacimiento en 1982, y es a menudo y en
general asociado a la guerra, a los veteranos de guerra y a los actos
de combate. Pero la guerra fue solo una parte del conflicto histórico por
Malvinas, y “Malvinizar” debe tener para los argentinos una
interpretación más amplia y significativa.
"Malvinizar" debe ser un llamado a la acción colectiva
y consciente, una invitación para reflexionar sobre nuestra
historia, para fortalecer nuestra identidad nacional utilizando la
causa Malvinas como una bandera de unidad y de compromiso soberano
hacia el futuro.
“Malvinizar" debe contribuir al proceso de construcción de
conciencia nacional y popular en torno a la causa de las Islas
Malvinas, identificándonos como pueblo y en defensa de temas comunes
a todos que van mas allá de las banderías políticas y los
gobiernos de turno.
No centrarse en la guerra: "Malvinizar"
no debe limitarse solamente a recordar enfrentamientos bélicos o
detalles técnicos de la contienda.
Debe enfocarnos en el
análisis crítico de cómo se llegó a este conflicto histórico,
quienes son los actores reales de ese conflicto, sus motivos, que
decisiones se tomaron y cuando, que lecciones aprendimos. Debe
promover la comprensión del verdadero conflicto para evitar repetir
errores del pasado y corregir nuestros actos del presente.
Reconocer el sentimiento de unidad nacional y
pertenencia: Rescatar y reconocer el espíritu de unidad y
solidaridad que despierta Malvinas y emergió espontaneamente
durante la guerra (hasta sin medir consecuencias). Desde quienes
tejieron bufandas hasta quienes donaron bienes, todos participaron
con un sentido de causa común, demostrando que la defensa de lo
propio puede manifestarse de múltiples formas, no solo en el campo
de batalla.
Construcción de conciencia soberana:
"Malvinizar" implica educar y sensibilizar a las nuevas
generaciones sobre la importancia de las Islas Malvinas, y de la
soberania política, fomentando un sentimiento de pertenencia y
compromiso con la Patria. Esto se logra mediante la difusión de
información veraz y la promoción de un diálogo abierto que
incluya diversas perspectivas y experiencias.
Transformación del discurso social: Superar
las asociaciones negativas que vinculan las Malvinas exclusivamente
con la dictadura, la represión o la derrota, apoyando intereses
colonialistas externos fundamentalmente de EEUU o Reino Unido. El
objetivo es reconfigurar el imaginario colectivo hacia una visión
que reconozca la movilización popular, el apoyo masivo y la
participación ciudadana como pilares fundamentales en la
reivindicación de la soberanía y los lazos sociales.
Malvinizar: Un Sentir que Nos Une
"Malvinizar" no es una efeméride, ni quedarse pegado al
recuerdo de los combates, de las acciones y las condiciones durante
los mismos. Es, ante todo, entender que la causa Malvinas es del
pueblo, no de los gobiernos ni de los intereses que la usaron para
tapar otras miserias. Es entender “de que hablamos cuando hablamos
de Malvinas”. Es mirarnos de frente en el espejo de nuestra
historia, sin evitar ver lo que duele, pero también con orgullo por
lo que nos une.
Porque cuando hablamos de Malvinas, no hablamos solo de soldados o
de una guerra. Hablamos de nosotros los argentinos, del despojo
colonialista y la connivencia de intereses locales de unos pocos,
hablamos de nuestra historia, de nuestros sentimientos. Y si hablamos
de la guerra no hablamos solo de los soldados, hablamos de señoras
tejiendo bufandas, de pibes escribiendo cartas a los combatientes, de
familias enteras colaborando con lo que tenía, de miles de inscriptos
como voluntarios para defender la soberanía del Pais. Hablamos de un
país que, por un momento, se sintió uno solo. Y eso es lo que
tenemos que recuperar.
Malvinizar es hacer memoria, pero una memoria activa. No alcanza
con nombrar a los héroes si no entendemos por qué fueron, cómo
fueron, qué pasó después. No alcanza con ponerse la escarapela el
2 de abril, si despues repetimos los discursos armados de los que nos
entregaron o traicionaron. Malvinizar es preguntar, cuestionar,
contar, compartir. Es llevar la causa a la escuela, al trabajo, a la
cancha, a la plaza.
También es desarmar ese discurso que nos quiere hacer creer que
Malvinas es un símbolo de la dictadura, del horror, del fracaso. No.
Las Malvinas son nuestras desde mucho antes y los avances
diplomáticos que se lograron a través de años fueron el fruto de la constancia y la presentación y defensa de los antecedentes
que sostienen nuestro reclamo en los foros internacionales, con el
apoyo y el entendimiento de la comunidad internacional, no con la
guerra.
Recordar a los caídos y a los que fuimos a defender la
recuperación de Malvinas, está bien, pero no debemos limitarnos
solamente a eso.
Malvinas tiene en la guerra la coincidencia
temporal y espacial de dictadores y patriotas, pero ninguna acción y
responsabilidad debe tapar o paliar a la otra. Justamente por eso hay
que hablarlo, reconocerlo, decirlo, escribirlo, difundirlo.
Malvinizar es construir soberanía desde abajo. No hace falta ser
experto ni veterano. Basta con sentir que esa tierra es parte de lo
que somos, que Malvinas es un símbolo de lo que somos, y actuar en consecuencia. Es educar, es luchar por la
memoria de nuestros orígenes, es sentir y defender esa rebelión, esa insubordinación contra la opresión, que nos identifica como pueblo y nos movilizó ya en 1806 y 1807 en las invasiones inglesas y en 1810.
Es asumir
las responsabilidades que todos tenemos en el conflicto de Malvinas desde 1833, es no rendirse
ante el olvido ni ante el colonialismo que todavía hoy sigue entre
nosotros, disfrazado de diplomacia, acuerdos comerciales y grandes
negocios para pocos, y en Malvinas con la presencia militar de la OTAN.
Porque Malvinas no es pasado, es presente. Y también es futuro.
Es una bandera que no se baja, porque no representa solo una guerra,
sino un sentimiento popular y nacional, y una idea de país: justo,
solidario, independiente. Un pueblo y un país que no se vende ni se
entrega, que no olvida a sus hijos que pelean por lo que legítimamente sienten y reconocen que es suyo.
Eso, en definitiva, debe ser Malvinizar: recuperar el sentimiento, el gesto colectivo,
el abrazo de una sociedad que, en esta causa, se siente unida.
Y esa es una tarea de todos. Es rescatar y mantener el sentimiento y la reacción del pueblo en su conjunto, mostrando la capacidad de unirnos y de focalizarnos en la defensa de aquello que nos une como argentinos, de un bien común. La posibilidad de movilizarnos tras un sentimiento o una necesidad colectiva que identificamos y sentimos como propia.