jueves, 16 de octubre de 2014

Que se aprende en la guerra


Que morir en combate lo único que te transforma es en cadáver (no en héroe),

Que no ofrendas tu vida en el combate (sino que te la quita una munición enemiga),

Que la guerra no es ninguna gesta honorífica (es una experiencia traumática sin parangón),

Que el combate no te hace ni mas guapo (un mono con un FAL en las manos puede hacer maravillas), ni mas hombre (hombre te definen las pelotas que la naturaleza ha provisto para ese fin),

Que no sobrevive al combate el mejor, ni el mas preparado (sino el que tiene mas suerte),

Que no hay ganadores entre los que combaten (los únicos que ganan son los que impulsan las guerras y las viven desde lejos, lucran con las muertes),

Que no es un campo de honor el de combate, (sino que es el lugar en el que se expone a jóvenes a una situación extrema y desesperada con riesgo de muerte),

Que lo que se defiende en el combate es por sobre todas las cosas la propia vida y la de los compañeros y no los conceptos etéreos intangibles y políticamente correctos de Patria, Soberanía, Bandera, etc.  Se "va" a la guerra a luchar por ellos, pero cuando "se está" en la guerra se lucha por la vida.

Que los olores a carne quemada y mutilada, o los gritos desgarradores de dolor de los compañeros no se borran con el alto el fuego (persisten en la memoria a pesar de los esfuerzos por olvidarlos).

Que es muy perverso que desde el poder político y económico se "glorifique" o "ennoblezca" el participar de una guerra, ocultando las terribles consecuencias que acarrea el combate para quienes participan en él.

Que la guerra poco tiene que ver con lo que se ve en las películas.


Que la guerra es un recurso de última al que se llega por la estupidez infinita del ser humano, por su incapacidad para resolver sus propios conflictos, y por la desmedida ambición de intereses económicos y réditos políticos que nunca, jamás, se miden ni medirán en vidas humanas.

Que los soldados son (y fuimos) la moneda de cambio con la que se paga el costo de las guerras.

Que el "reconocimiento" al ex combatiente, seguramente proviene de un "remordimiento" de la sociedad por haberlo enviado a la guerra.

Que si mato en la guerra para defender algo que supuestamente es de todos, está bien y me aplauden y felicitan, pero si mato por defender a mi familia está mal y me acusan y me condenan.


Que si en lugar de enseñar en la guerra que "el soldado no piensa, el soldado obedece", le enseñaran a pensar, seguramente se evitarían muchas guerras.

"La primer víctima de la guerra es la verdad" (dicen), pero en realidad la gran víctima es la "identidad". La guerra destroza la identidad de los combatientes. Nadie "regresa" de una guerra. Se regresa siendo "otro".


Y también se aprende que cuando uno deja lo mejor de sí en pos de lograr un objetivo, cuando está convencido de porque compite, y lo hace de manera limpia, no importa el resultado.

Y que palabras como Honor, Dignidad, Respeto, Hermandad, Sacrificio, Dolor, Orgullo, Traición, toman otro sentido que muy difícilmente sea entendido por quienes no tuvieron la opción de combatir en un frente de batalla representando a toda una sociedad y defendiendo un interés común.



CCH




jueves, 2 de octubre de 2014

Fin de la Causa Malvinas

"Causa" es por definición el motivo, el origen, el fundamento de una acción; el deseo, la necesidad que nos impulsa a hacer algo.

Ahora bien, con las ganas, con el deseo, con un motivo justificado, no alcanzaremos nunca los objetivos que nos planteemos. No obtendremos nunca resultados.

Para alcanzar una meta, hay que convertir la causa, el deseo, en un “Proyecto”, pues un proyecto involucra un plan, una estrategia, actores, recursos, sponsors, plazos, etc.

Si queremos lograr algo, alcanzar una meta, un objetivo, debemos prepararnos, planificar, elaborar un plan de acción, elegir los mejores recursos, entrenar, analizar las posibles consecuencias, los entornos, las alianzas, considerar otros puntos de vista, etc.

En el caso de Malvinas hablamos hace ya más de 100 años de la “Causa”, de defender la “causa”, de mantener viva la “causa”, del alcance nacional de la “causa” y otros conceptos por el estilo. La “causa Malvinas” existe, es casi “innata” en los argentinos; tiene "vida propia", se defiende sola. Creo que es hora de decir basta y dejar de hablar de la “Causa Malvinas”

A la guerra de Malvinas, fuimos con un objetivo claro, con una meta clara: recuperarlas (y eso era casi lo único claro que teníamos). 
Luchamos por alcanzar esa meta con el corazón, "con las ganas", con el sentimiento, con “las tripas”. Y demostramos que con eso “bélicamente” estuvimos a la altura de las circunstancias (ya que fuimos reconocidos en ese rol por nuestros propios enemigos). 

Nos movía un noble y fuerte sentimiento. ¿Las recuperamos? ¿Cumplimos el objetivo?: Lamentablemente “no”, y eso nos costó muchas vidas.

Quienes murieron lo hicieron con -y por- la imagen de la unión de toda la sociedad, dejaron sus vidas por defender un objetivo común. Pelearon con y por un sentimiento.

De ellos tenemos que aprender a que vale la pena el esfuerzo, el dar lo mejor de uno cuando se está convencido del motivo por el que se lucha, y cuando se busca alcanzar un objetivo común que nos motiva.

De la experiencia colectiva, tenemos que aprender que no hay soluciones mágicas; que está muy bien “sentir” “desear” algo, ya que esos sentimientos serán el motor de nuestras acciones, pero que alcanzar una meta (sobre todo una gran meta) lleva consigo un gran esfuerzo previo, que es necesario elaborar un plan, prepararse, involucrar a los mejores recursos, ordenarse, planificar, diagramar, conocer las limitaciones, fortalezas y flaquezas propias y del contrincante, hacer alianzas, y muchos otros etcéteras.

De esa manera, convencidos, con un buen plan, alcanzado el objetivo propuesto o no, estaremos en mejores condiciones que antes de intentarlo, seremos “mejores” que antes, habremos “crecido” en el intento.

Porque la mejora, lo valioso, el crecimiento real, se da normalmente en el camino que se recorre para alcanzar una meta y no precisamente al alcanzarla.


Se “gana” en el proceso y se corona el esfuerzo al obtener la meta. Y se puede "ganar" sin alcanzar los objetivos propuestos.
Y si no se puede obtener la meta, dolerá desde luego, pero se estará (mejor) preparado para volver a intentarlo, y motivará a otros para que lo intenten.

Creo que ya es hora de dejar de hablar de la Causa Malvinas y empezar de una vez por todas a pensar y dar forma a un Proyecto Malvinas.

Si seguimos hablando de la causa, Malvinas seguirá siendo un deseo, una aspiración y seguiremos presos de nuestra incompetencia para recuperarlas, presos de nuestra propia indiferencia e inacción hacia la islas por tantos años y presos de pretender evitar nuestra responsabilidad en la guerra de 1982 y sus consecuencias. Seguiremos esperando que alguien, un día, nos dé una receta o una solución mágica para recuperarlas. Ese "alguien" fue Galtieri el 2 de abril de 1982 al que todos le creímos, y apoyamos, y todos estuvimos de acuerdo en ir a la guerra contra Inglaterra

Está claro que ése no fué el mejor camino. Los veteranos de guerra somos la muestra viviente de lo que un día estuvimos todos convencidos que era lo correcto hacer. Somos parte de las consecuencias de una decisión quizás facilista y apresurada. Somos la prueba y el resultado de acciones que decidimos realizar sin mucha preparación ni planificación.

Malvinas y la guerra es responsabilidad de toda la sociedad. La posguerra y lo que queramos hacer a futuro respecto a las Islas Malvinas también. Por eso dejemos de lado por un tiempo la “causa”, y pensemos en formas activas y productivas de involucrarnos para definir entre todos un “Proyecto Malvinas”.


                                                                                                                                                       CCH2007

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Militares en Malvinas

HdP (*) hay en todas las latitudes, en todas las profesiones, en todas las corporaciones, en todos lados donde se agrupen seres humanos. 

El tema no es que existan HdP -porque eso es inevitable-, lo importante es que se hace con ellos. 

La gravedad de la situación cuando de crímenes se trata, pasa por el amparo que se les da a los HdP (sean quienes sean, sean del “bando” que sean). 
La gravedad pasa por las instituciones que apañan, encubren y defienden a HdP.

En Argentina hubo “civiles” HdP que no dudaron en matar para imponer una ideología, un modelo de país en el que supuestamente creían. 
Y también hubo "militares" HdP que teniendo TODO EL PODER del estado a su favor, no dudaron en contestar la violencia de la misma o de PEOR forma. 
Y desde luego en ese berenjenal, hubo políticos, empresarios, instituciones, corporaciones de HdP que amparados detrás de militares y de terroristas,  promovieron y "dejaron hacer" en su propio provecho, hundiendo al país en el peor momento de su historia.


La cuestión Malvinas está o debería estar fuera de esa discusión. 
La Guerra de Malvinas -lamentablemente- está manchada por esta discusión. 

Algunos de los actores de la Guerra de Malvinas (militares de grados y armas diversas) no tienen una historia limpia respecto a su accionar durante el PRN, y durante la guerra, por lo tanto si fueron HdP, en esos ámbitos, merecen ser juzgados y castigados por sus actos.

Una cosa no invalida la otra.

En la guerra pudo haber militares HdP, pero por suerte hubo muchos otros de los buenos, y entre ambos hay una coincidencia de tiempo y espacio. Y una causa nacional que los excede inmensamente a ambos y que no debe ensuciarse con unos, ni limpiarse con los otros.

En mi paso por la guerra de Malvinas conocí de los dos tipos de militares. Condeno a los HdP, saludo con respeto a los otros.

El desafío es identificar a unos y otros, y hacer que paguen los que deben por sus actos de traición, de terrorismo, de vandalismo, de corrupción y tantos otros ámbitos en lo que la "hijoputez" prolifere. Y celebrar la existencia de los buenos.

En lo personal el Ejército Argentino como "institución" no me simpatiza, creo que es el culpable de muchos de los males que padecemos como país, y apañó y cobijó delincuentes y asesinos, pero eso no quiere decir que quienes trabajan en ella sean todos corruptos o condenables. Para nada. Como en todos los lados, por suerte son mayoría los que actúan con entereza. A ellos mis respetos.

Malvinas no está exento de ambos tipo de actores (lamentablemente). 

CCH (2007)

(*) HdP: Hijos de Puta

martes, 9 de septiembre de 2014

Que recuperamos con la guerra de Malvinas

Considero no equivocarme demasiado al pensar que Malvinas del 82 fue, y es, el hito de nuestra historia alrededor del cual convergió el país entero
Malvinas movilizó a toda la sociedad; poderes económicos y políticos, fuerzas sociales, representantes religiosos, deportivos, medios de comunicación, líderes y seguidores (de derecha y de izquierda), industria y comercio, empresarios y sindicalistas, etc. etc. estuvieron todos alineados, movilizados por Malvinas. Apoyando la toma y recuperación -violenta- de Malvinas.
El gobierno militar (y los poderes que lo instalaron y lo sostuvieron), “lograron” de la noche a la mañana, la tan utópica unidad nacional en pos de la defensa de la soberanía, arrastrando a todos los habitantes (o a casi todos) a una loca carrera por la obtención de un (muy hipotético) triunfo militar, recuperando de un plumazo unas islas que muchos, en aquel entonces, ni recordaban o siquiera contemplaban su existencia.
¿Se llegó a esto luego de haber alcanzado el consenso necesario para avalar y realizar la acción propuesta, respaldando la experiencia de una guerra?
¿Se analizaron en conjunto (poderes, instituciones, gobierno, sociedad, etc) las amenazas, las trampas y las consecuencias a las que se expondrían a varias generaciones? ¿Se contemplaron mínimamente los riesgos de semejante decisión?
Sencilla y simplemente: No.
Pero Malvinas nos volvió activos y nos movilizamos apoyando una guerra, cuando pudimos habernos quedado en nuestras casas en silencio, dándole la espalda a esa “locura”. Así de simple; como había sucedido en tantas ocasiones cuando también había que manifestarse para lograr alguna reivindicación social, o para defender nuestros genuinos derechos, y no lo hicimos por comodidad, por conveniencia, o por miedo.
Pero no fué así con Malvinas.
Malvinas hizo que toda la sociedad saliese a la calle apoyando. Malvinas provocó una unión impensable en ese momento. Duró poco, pero se dio.
La guerra de Malvinas fue (como toda guerra) una experiencia traumática, que tuvo sí abundantes hechos y acciones muy meritorias y muy valiosas de muchos, muchos, “héroes” que participaron en ella.
Pero Malvinas fue además una experiencia colectiva, que generó una auténtica, espontánea y fuerte unidad social.
Por unos cuantos días con la Guerra de Malvinas recuperamos parte de nuestro territorio, pero también recuperamos la unión y la movilización de la sociedad en pos de un objetivo común.
Con la derrota, esa unidad se diluyó. Hubo luego un tiempo de mirar para otro lado, de evitar tocar el tema, pero despacio, con el correr de los meses y los años, y a pesar de las diferencias conceptuales, de ideales, culpas, admiraciones, lástima, comprensión, orgullo, nacionalismo, o de lo que sea, -que existen y van a seguir existiendo- se fué instalado en la sociedad un sentimiento colectivo hacia y por “Malvinas”, algo que (con sus matices) nos une, nos cohesiona.
Vuelve a aparecer un alinearse tras un sentimiento común, un objetivo común, hacia las islas como tales, o hacia quienes participamos en forma directa de esa guerra, o hacia quienes padecieron y padecen las secuelas de ella, o hacia lo que significó y significa para Argentina esa guerra.
Malvinas fué una experiencia dolorosa, cruel, para quienes participamos directamente y perdimos la guerra.
Una experiencia despiadada para las familias que perdieron a alguno de sus integrantes en esa guerra, y para las que tienen que convivir aún hoy con los efectos, con las secuelas y consecuencias de ella. Una experiencia muy compleja para los gobiernos de turno que no supieron o no quisieron gestionar.
Una experiencia producto de la responsabilidad y el compromiso de toda la sociedad.
Justamente por la unión que provocó, por la adhesión que generó y genera, Malvinas también debiera ser una experiencia que hunda para siempre el “no compromiso” y la credibilidad ingenua y facilista que como sociedad nos damos el lujo de enarbolar, permitiendo las locuras y divagues de quien esté sentado en el sillón de Rivadavia (sentado ahí con nuestro aval y permiso).
Una experiencia que nos recuerda y nos muestra que juntos, con consenso y unidos, podríamos muchas veces torcer el rumbo y lograr cosas que pueden parecer imposibles.
Una experiencia que nos advierte que a pesar de las diferencias que todos tenemos, e incluso con ellas, hay temas en los cuales podemos y debemos estar codo a codo, que hay intereses comunes que debemos defender mas allá de aspectos personales o sectoriales.
La Guerra de Malvinas unió a la sociedad y lamentablemente no sirvió para recuperar las islas, pero debería también servir para recuperarnos a nosotros mismos, como sociedad, y así los muertos de Malvinas tendrían también ese otro significado, el de la unidad, pues ellos murieron por ella.
CCH (1987)

viernes, 29 de agosto de 2014

"Cambalinas" (o el "cambalache" que quisieron hacer con "Malvinas")

Lo que sigue es una "adaptación libre" del tango Cambalache hecha en el 2008, tratando de ponerle un poco de humor a la situación en la que estábamos (o estamos ¿?) por la falta de un estado contenedor, por la inexistencia de una política nacional y coherente hacia los VGM, por las subdivisiones dentro de los mismos excombatientes, por la aparición de los movilizados tratando de ponerse en un pie de igualdad y desmereciendo lo actuado por los VGM, por la falta de planes serios de atención y contención para la salud física emocional y psicológica, etc., etc. 

Todo había sido y era (¿es?) un tira y afloje de intereses, acusaciones, disputas por cuotas de poder, acomodos, favores, billetes, promesas maliciosas, ...... mientras se sucedían reiterados suicidios de VGM. En ese entorno, entre todo eso, salió esta versión libre que comparto:



"Nuestro" Cambalache

Que el mundo fue y será
una porquería, ya lo sé.
En el ochenta y dos
y en el dos mil, también.

Que siempre ha habido héroes,
combatientes, estaqueados,
muertos y suicidados,
y ... "ladris movilizados".

Pero que "Nuestra causa"
es un despliegue 
de "maldá" insolente,
ya no hay quien lo niegue.

Vivimos revolcaos 
en un merengue
y en un mismo lodo
... todos manoseados.

Hoy resulta que es lo mismo
ser soldado, que traidor,
"Veterano", "Movitrucho",
o "Al sur del 42"...

¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un "ladri"
que un "Veterano".

No hay "Bombardeaos" 
ni "abnegación",
los inmorales 
se nos han "infiltrao".

Si uno estuvo en los cuarteles,
y otro en "las Islas" murió, 
da lo mismo haber luchado, combatido, peleado,
que dormido, calentito en un colchón.

¡Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
Cualquiera fué a Malvinas,
cualquiera hoy "Combatió"...


Mezclaos por los gobiernos
van truchos y milicos,
Y ya hay otra "Federación",
de Movi$ ventajeros...


Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
han mezclao MALVINAS,


y teñidas con la sangre 
de soldados
ves llorar las Islas
junto a un calefón.


Movitrucho cambalache
que no ha tocado un fusil...
Ud que llora y que mama
Ud que es ladri y servil.

¡No insista mas...!
¡Cállese ya...!
¡Que a ser Veterano
usté no debe llegar...!

No estafe más; 
córrase a un lao,
no vé que muchos 
ya se han suicidao.

No es lo mismo un Veterano
que las bombas esquivó,
que mil soldados de apoyo
que jamás un inglés vió.

CCH (Junio 2008)