domingo, 24 de junio de 2018

11 de Junio 2018

Video realizado con motivo de la segunda celebración del Día del Héroe de Malvinas Banfileño, con muchas fotos de mi viaje a Malvinas en Marzo de este año y toda la onda y el laburo de la gente de Soy de Banfield.

Gracias Rodo !!!


viernes, 16 de junio de 2017

11 de Junio Día del Héroe de Malvinas Banfileño

El 14 de junio de 1982 terminaba la guerra de Malvinas con su tendal de caídos, heridos, y sobrevivientes, ese día comenzaba también la posguerra. A partir de ese día y con el tiempo, muchos de esos caídos, heridos y/o sobrevivientes serían reconocidos como héroes.

El tema es que en general 
se destaca con ese "honorable título" a quienes contribuyeron con sus acciones de combate a matar o generar daños considerables al enemigo.  
Y la duda es -ya que es la sociedad la que usa ese titulo para reconocer a quien quiera- ¿que tipo de héroes queremos tener en Argentina, o mas localmente, en Banfield ?.  

Creo que en el ámbito militar puede tener cierto sentido el distinguir aquellas personas y acciones que provocan daño, destrucción y muerte, pero en un entorno más “civil” considero que lo que debe aprovecharse y destacarse de las guerras son aquellos hechos y acciones que sirvan a la comunidad, que tengan aplicación en la vida diaria. 



Hechos que sirvan de ejemplo, que puedan ser replicados, que sumen al día a día, que muestren la entrega, el compañerismo, la abnegación, la solidaridad que surgen cuando se está unido y luchando por un ideal justo, cuando existe cohesión y apoyo en los grupos y se avanza en pos de lograr un objetivo común.

Se “va a la guerra” para defender intereses “comunes”, “superiores” (¿?) que nos inculcan desde chicos como muy importantes, pero cuando “se está en la guerra” nadie se acuerda de ellos, y por lo que se lucha es por la propia vida y por la de los compañeros. No existe otra cosa. 
Y es ahí cuando surgen la entrega, el compañerismo, la “abnegación” de los que yo creo son los verdaderos y rescatables “héroes”.

Estos héroes no son temibles gladiadores, ni eximios guerreros. No son “rambos o terminators”. Son seres “tremendamente humanos” a los que no les importa arriesgar o llegar incluso a perder su vida por salvar a otros, por apoyar a sus compañeros, por no abandonarlos. Personas que jamás traicionarían sus principios y creencias, convencidas de que lo que buscan es para el bien de todos. 

Eso creo es lo que debiera ser reconocido por la sociedad ("civil"). 

Los militares que alaben su armamento, y la destrucción y la muerte que pueden lograr con ellos. Para eso están despues de todo. 

Creo que desde la “civilidad” debemos destacar otras cosas, otros valores que sirvan para construir, para unir, para crecer, para ser mejores.

Por eso, el caso de Marcelo Daniel Massad debe ser reconocido y recordado siempre, porque él cayó en la noche del 11 de junio de 1982 cuando por su propia iniciativa, por sus creencias, por sus valores, prefirió ir a avisar a un grupo de compañeros que no habían escuchado la voz de replegarse ante la fuerte y feroz ofensiva enemiga. 

No era una opción para Marcelo Daniel Massad, en esos días soldado, salvarse él y abandonar a su suerte a parte de su equipo.

Marcelo fue alcanzado esa noche por fuego enemigo cuando se disponía a seguir a sus compañeros, a los que había ido a buscar arriesgando su vida para que ellos también se pudiesen replegar y salvarse. Ellos pudieron hacerlo, él no tuvo esa suerte.

Por eso considero tan importante la movida realizada este domingo para instaurar el 11 de Junio como Día del Héroe de Malvinas Banfileño en memoria del soldado Marcelo Daniel Massad.

La propuesta (100 % "civil" y bien alejada de los cuarteles) fue impulsada por la agrupación Soy de Banfield y promovida por varias organizaciones culturales del barrio, tuvo el apoyo y participación de múltiples grupos sociales.  

Durante la jornada se realizaron cuadros y murales que quedarán expuestos en la estación de trenes del Ferrocarril Roca de Banfield, y en la terminal de transferencia de pasajeros adjunta a la misma. 

Participaron en las pintadas artistas locales entre los que se destacan Jorge Gionco y Checho Perrone, y varias agrupaciones Banfileñas como Solo Banfield y Banfileños del Roca.

Se realizó también la proyección de la película “Locos de la Bandera” de Julio Cardoso, y el especial “MP3, Islas Malvinas” producido por Cesar Canessa. 

La jornada contó con la cobertura radial completa por parte de la radio “Ecos de Malvinas”, de la Secundaria 3 “Héroes de Malvinas” que trabaja constantemente en la memoria sobre el tema Malvinas. 

Se llevó a cabo un taller de barriletes para que participen los más chicos, con motivos banfileños y malvineros y pinturas alusivas a la paz y a Malvinas. 

Y desde luego no faltaron choripanes para todos para acompañar la jornada.







“Papi, andá hablar al club, deciles que me guarden el puesto de arquero, cuando vuelva quiero defender los colores del club así como ahora estoy defendiendo la patria” había escrito unos días antes de caer en Malvinas Marcelo en una carta a sus padres. 
Un ejemplo.


CCH




viernes, 3 de febrero de 2017

Lejos de Malvinas (Por Sergio Mercurio)

La navidad del 98, decidí pasarla en un campamento SEM TERRA. El MST nació en el estado de Paraná en Brasil, hace cerca de treinta años, compuesto originalmente por trabajadores rurales sin tierra, organizados con el objetivo de hacer cumplir la ley de reforma agraria del gobierno de Sarney que permitía que las grandes extensiones de tierra improductiva fueran ocupadas para ser trabajadas.

A partir de allí los semterra enfrentaron la injusticia de grandes terratenientes que contrataron asesinos para enfrentarlos. En el 98 eran casi prohibidos. Yo quería conocerlos y se me ocurrió hacer un intercambio de una función por la noche de navidad con ellos.

Me subieron a una carreta y empecé a visitar uno a uno a los ocupantes. En medio de la nada, nos detuvimos en una cabaña, había dentro dos hombres de unos cincuenta años, tomando mate. Charlamos.

¿De qué pueden hablar un argentino y un brasileño en su primer encuentro? ¿Futbol? 
No, eso es el imaginario de los que miran la televisión en un sillón mientras pasan los canales con su control remoto. Piense. No son dos prototipos de sus países. 

Yo era algo así como un joven que terminó hace un tiempo y está viajando y, ellos dos hombres que han caminado con una valija desvencijada durante meses, buscando un lugar donde poder trabajar la tierra sin ser tratados como esclavos. Ellos han enfrentado los rifles con la templanza del que ya ha perdido todo. Esos dos hombres hablaron conmigo y muchas veces vuelvo a ese lugar de ensueños. 

Uno me extendió el mate y después de confirmar que yo era argentino me dijo asi:

“¿Cómo pudieron sobrellevar ese sufrimiento?” Juro que no sabía de qué me hablaba. Lo miré extrañado.

“Nosotros sentimos que eso era algo muy triste vivirlo”, continuó diciendo. Ahí, yo me perdí. Quedé sostenido en el aire, suspendido, mirando a este hombre, con las manos rasgadas, la piel curtida y un saco que había vivido en otros cuerpos. 

Fue él quien me sacó de esa incertidumbre cuando agregó.

“Debe ser terrible vivir una guerra. Nosotros nos entristecimos mucho por ustedes, por su pueblo. ¿Cuántos años ya pasaron de la guerra de Malvinas?”

Ahí caí en la cuenta de algo más profundo que los cálculos del año 82 al 98, caí en la cuenta, que yo no recordaba que mi país había estado en guerra, y sospeché que como yo, eran muchos los que no recordábamos uno de los momentos más tristes de nuestra historia y vino a mi la frase de Vicente Musto, “la única guerra ganada es la que no sucede”.


                                                        Publicado originalmente en "El Banfileño" por Sergio Mercurio

lunes, 26 de septiembre de 2016

Malvinizar III

Comparto otro texto (que tiene ya muchos años) en los que a modo de presagio hablaba de como se iba a "malvinizar".
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Tocar el tema Malvinas hoy, a “solo” 12 años de terminada la guerra, se torna difícil.

Los ex combatientes somos un problema porque no es fácil entendernos, y encima somos tercos y nos resistimos a que “Malvinas” quede en el olvido. Insistimos en que la sociedad debe hablar de Malvinas.

Cuando hablamos de “malvinizar” lo que buscamos es que la gente, la sociedad, se interese en “Malvinas”, que se informe de la historia y geografía de las islas y su usurpación, y también de lo actuado en la guerra. Pero seriamente, contando “la verdad” de cada uno y lo que nos tocó vivir.


Para el ex combatiente “malvinizar” es poder mantener en la gente el interés en las islas para que poco a poco se genere un sentimiento hacia las Islas parecido al que sentimos quienes tuvimos el privilegio de ir a pelear por ellas. 

Que las sintamos “nuestras” y que mantengamos el reclamo y no bajemos los brazos para recuperarlas por la mejor vía que encontremos.

Ese sentimiento de pertenencia desde ya no se puede "imponer", ni adquirir de un dia para otro; es algo que debe gestar dentro de cada uno, con convencimiento, con conocimiento de la causa, aceptando lo bueno y lo malo que hicimos para llegar a esta situación a la que llegamos.

Estoy convencido que en lo que hace a la guerra, la difusión debe ser "viral" desde cada uno de nosotros, cada cual desde "su metro cuadrado" difundiendo y contando, con su óptica y su posición ideológica, con el relato real de “esos detalles" que dan otra visión de lo actuado, y que ligan lo hecho -en y por Malvinas- con la gente. Que se sepa que no todo fué lo mismo, y que si bien hay “puntos grises o negros” que no deben callarse ni magnificarse, también hay mucho de lo otro, de lo rescatable, de lo “contable”, de “lo bueno”.

Tengamos presente que antes de la guerra “Malvinas” nunca fue un tema “prioritario”, la guerra y nuestros muertos lo trajeron a la palestra. Y estos son temas que duelen y que se hace difícil poder hablar fríamente sobre ellos. 

Creo que llevará mucho tiempo, pero de a poco se irá terminando con el desinterés, con el desentendimiento, con la “vergüenza ¿?” que algunos muestran tener hacia “Malvinas”.

En algún momento cambiaremos las “ecuaciones” generalizadas y asumidas por la gran mayoría al finalizar la guerra y tener que contabilizar los muertos. 
Estas "ecuaciones" las podemos resumir en estos “ejemplos” que siguen e intentan simplificar "matemáticamente" la manera de encarar el tema Malvinas que hoy tenemos entre nosotros:

Malvinas = Proceso/Dictadura
("No tuve nada que ver, no quiero saber nada") 

Malvinas = Milicos = Represión
("No tuve nada que ver, no quiero saber nada") 

Malvinas = Milicos = Cosa “de milicos”
("No tuve nada que ver, no quiero saber nada") 
 
Malvinas = Guerra = Muertos
("No tuve nada que ver, no quiero saber nada") 
 

Malvinas = Guerra = Derrota
("No tuve nada que ver, no quiero saber nada") 
 
Malvinas = Guerra = Fondo Patriótico
("No tuve nada que ver, no quiero saber nada") 
 
Malvinas = Vamos ganando = Fuí un bolú
("No tuve nada que ver, no quiero saber nada") 

Malvinas = Posguerra = Muy complicado
 ("No tuve nada que ver, no quiero saber nada") 
 

Malvinas = Víctimas de la Dictadura
("No tuve nada que ver, no quiero saber nada") 

La idea es quizás llegar con el tiempo a algo parecido a:

Malvinas = Movilización, apoyo, unión y participación masiva                  
("Que nos pasó?, Yo que hice?, Como llegamos a eso? Quiero saber más")
                 
Malvinas = Unión y alineamiento en un objetivo común
("Que nos pasó?, Yo que hice?, Como llegamos a eso? Quiero saber más")

Malvinas = Derrota militar
("Que nos pasó?, Yo que hice?, Como llegamos a eso? Quiero saber más")

Malvinas = Analicemos que hicimos, hagamos nuestro Mea Culpa y veamos que queremos hacer hacia adelante; porque si queremos todos juntos tirando para el mismo lado: se puede.

Quizás entre todos le encontremos un “para que” al haber ido a pelear por las Islas y al haber dejado a tantos compañeros enterrados en ellas.

                                                                                                                                CCH (Mayo 1994)

domingo, 3 de julio de 2016

Como nos cuesta Malvinas

Ninguna guerra es buena, se gane o se pierda.  Y ya sabemos que si hablamos de personas, todas pierden con la guerra.

Y si de por sí ya es difícil de hablar de las guerras, tanto mas cuesta hablar de ellas cuando el resultado no es o fue favorable. Y ni hablar de lo que representa hablar de estas cosas en nuestra bendita y “triunfalista” Argentina.
Ya sea que hablemos de deportes, de elecciones, de guerras, o de lo que se trate, no nos es fácil aceptar defectos, nos duele no sentirnos los numero uno, no reconocemos nuestras metida de pata, buscamos justificaciones permanentemente para aceptar aquellas cosas que no nos fueron favorables. No reconocemos segundos puestos.

Preferimos no hablar ni analizar “los porque” de una derrota antes que hacer una autocrítica. Preferimos buscar un responsable que nos libre de culpas, antes que asumir y reconocer nuestras propias responsabilidades y errores. Nos resistimos a aprender de nuestros desaciertos.

En el caso de la Guerra de Malvinas necesitamos buscar héroes y actos heroicos para poder hablar de ella. Necesitamos encontrar algo que nos muestre (o nos permita fantasear con) “lo grande que somos”. Nos cuesta analizar Malvinas desde la posición, acción y responsabilidades de cada uno. 
Nos resistimos a hablar en serio de la guerra, o de Malvinas, o de la guerra de Malvinas, como algo real, concreto, que nos pasó y que nos pasa a todos los argentinos. Y mas aún de la posguerra con la que conviviremos durante muchos años mas.

La Guerra de Malvinas se perdió, "¿y que?"  
Muchos países en el mundo perdieron guerras (tantos o mas de los que las ganaron). Eso no los hace peores, ni mejores. 
Los que aprendieron de esos hechos, hoy son grandes sociedades. Acá en Argentina parece que nadie quisiera hacerse responsable de eso (ni de la guerra en si, ni de la derrota, ni de las consecuencias que aun sigue y seguirá habiendo entre nosotros como resultado de ella, ni siquiera de la pérdida de la Islas hace ya cientos de años).

Cuando se recuerdan hechos y actitudes de combate destacables por su valor, todos se interesan y se sienten parte de “Malvinas”.
Cuando surgen los errores y las consecuencias de la guerra, “Malvinas” se analiza como si en ella no hubiera estado involucrada toda la sociedad, como si la guerra fuese algo “externo” a ella“Malvinas” pasa a ser un hecho “que decidieron unos milicos borrachos y que sufrimos los excombatientes”.




Cuando todos sabemos que los días de abril y mayo de 1982 transcurrieron derrochando patriotismo y apoyo por parte de toda la población.
Galtieri decía “si quieren venir, que vengan” y millones de argentinos lo vivaban, alentaban y apoyaban. Los poderes económicos, empresarios, religiosos, de comunicación, corporativos, políticos, estaban todos alineados con “la Guerra de Malvinas”.
Se respiraba ese triunfalismo tan contagioso y común en estas tierras (mientras se aceptaba el “vamos ganado”)  ¿O no?  

Casi de veinte años después, pocos quieren recordarlo, pareciera que avergüenza haber estado de acuerdo y apoyado el combate. 
Paradójicamente, el mismo sentimiento “patriótico” que enaltece la entrega y el comportamiento que tuvimos los soldados en la guerra, parece ser vergonzoso reconocerlo en el resto de la sociedad civil.

Nadie quiere “sentirse usado” (como si esa elección de apoyo que se tomó en su momento fuese algo que se le impuso a la sociedad, como si el sentimiento patriótico que nos movió a muchos a empuñar un arma para luchar por lo que se reconoce como propio, fuese algo vergonzante). No estuvo mal, "Malvinas es un sentimiento" y como tal explotó, ¿porque negarlo?

Pareciera ser que Malvinas se ubica entre el “superior” deber patriótico y el “humano” rechazo a la guerra. 

Entre el "engaño" de la junta, y el “genuino sentimiento” de recuperación de nuestro territorio. 
Visión bastante “billikenniana” (si se me permite el término), en la que el excombatiente y Malvinas quedan presos entre la exaltación, la admiración, y el rechazo.

Exaltación, admiración: a la entrega, al deber patriótico de los soldados, al reconocimiento de ese territorio ocupado históricamente por los ingleses, a la voluntad de lucha por un bien común. 
Y rechazo al engaño, a la  muerte, a aceptar las consecuencias de los hechos dolorosos de los combates, a haber formado parte y haber aceptado ir a un combate sin medir ni analizar muy bien las consecuencias. A subirse y a aceptar semejante decisión sin un plan concreto, solo con las ganas y sin medir los costos de esa acción.

Es como si Malvinas "era algo que había que hacer, pero que mejor no lo hubiéramos hecho”, algo en que estuvimos todos de acuerdo, pero mejor no acordarnos.

Las Islas Malvinas se convirtieron en un símbolo de “patria”, de “soberanía violada”, de "deuda histórica", de “interés superior nacional”, de “recuperación de lo propio”.
La dictadura militar que gobernaba en esos años, es por el contrario un símbolo de sometimiento del país, de engaño, de mentira, de vergüenza, de corrupción, de torturas y muerte, de violaciones a los derechos humanos.

Y la “Guerra de Malvinas” una rara mezcla de ambos símbolos. 
Y pareciera que es difícil para nuestra sociedad, poder aceptar esa dualidad, es como que ahora lo correcto es tomar partido por una u otra "posición".

Y lo simbólico desdibuja, tapa lo real, lo deja de lado, lo hace ajeno, lo hace lejano, lo hace “impropio”.

Y en medio de este berenjenal de contradicciones simbólicas está el ex combatiente que es visto por un lado como símbolo de la guerra, ligado a lo militar (cuando por definición y experiencia vivida debiera ser un ícono contra las guerras); y por otro lado identificado como una víctima de la dictadura militar, prácticamente ligado a las víctimas del terrorismo de estado.
Ni una cosa ni la otra, convengamos que el excombatiente o el veterano de guerra no es símbolo de nada. Los que combatimos como soldados en Malvinas, somos seres humanos reales, personas de carne y hueso de casi 40 años que soportamos como pudimos la guerra y soportamos como podemos la posguerra.

Tenemos que asumir que Malvinas es responsabilidad de toda la sociedad argentina, esa misma sociedad que apoyó la guerra el 2 de abril y que luego en Junio prefirió ver el Mundial.

Tenemos que asumir que pudimos haber metido la pata, y que Malvinas es una historia de todos. Y que si metimos la pata fué por no tener experiencia, por negligencia quizás, o por inocencia, pero si lo discutimos y lo analizamos podemos aprender todos de esta aventura común que se llama Malvinas.

Si la seguimos viendo como ajena, con indiferencia, como algo “de los milicos hdp” y de “los pobres ex combatientes”, de poco sirvió todo.


CCH2007                                                                (Abril de 2001)